Esta leyenda tiene origen en un hospital de Morelia, Michoacán en México. Es un hospital que actualmente esta activo pero que en las profundidades de sus pasillos, salas y cuartos envuelven innumerables apariciones y presencias sobrenaturales que muy pocos las han vivido en carne propia, especialmente el vigilante del edificio quien es el que sabe con certeza las cosas extrañas que suceden dentro del hospital cuando prácticamente no hay ninguna persona rondando en el interior.
Se dice que en el cuarto de operaciones del hospital, mejor conocido como quirófano, se aparece todas las noches un hombre que inexplicablemente traspasa las paredes y debes en cuando se escuchan gritos desgarradores, los cuales se creé son provenientes de esa alma en pena que aún no descansa.
En el cuarto de la morgue, en donde trasladan los cuerpos que lamentablemente habían fallecido, se escuchan frecuentemente ruidos raros, sonidos de vidrios rotos y un rechinido de las puertas como si las estuviera abriendo y cerrando. También al pasar por ese recinto se siente una sensación horripilante como si alguien estuviera vigilando todo el tiempo.
En la sala de terapia intensiva que esta en el octavo piso del hospital, los testigos que han presenciado esta aparición cuentan que por las noches se aparece una mujer con una bata blanca que camina por los pasillos en absoluto silencio, dejando a su paso una manchas de sangre en el piso y las paredes que luego de un tiempo desaparecen.
El vigilante del edificio cuenta que la extraña mujer que aparece en el octavo piso, tiene un historial de miedo, le hicieron un trasplante de riñón pero lamentablemente el órgano no funciono como debía y al ver las pocas esperanzas que le quedaban de vida, decidió optar por el suicidio aventándose desde una ventana del octavo piso