Prólogo

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Beth

Odio a Rey Cooper.

Odio su pelo negro perfectamente desordenado.

Odio su cara ridículamente perfecta.

Odio sus ojos verdes pardos.

Odio su espalda bien entrenada y definida.

Odio su mera existencia.

Y lo peor, es que era mi vecino, iba a mi clase y nuestros padres eran mejores amigos desde siempre.

Sí bueno, de pequeños nos llevábamos muy bien, éramos prácticamente inseparables, pero todo cambió cuando en sexto de primaria nos separaron de clase, él era muy popular así que no le costó hacer nuevos amigos.

Yo no tuve la misma suerte.

Digamos que la gente no sabía interpretar mis intentos de acercarme a ellos.

Básicamente eras una borde con todo aquel que se te acercaba, y el único que te aguantaba era Rey.

¡Eso no es verdad! Lo que pasa es que por alguna razón que desconocemos, jeje, los de clase se pusieron en mi contra y acabé siendo la rarita que odiaba a todo el mundo. Intenté juntarme con los amigos de Rey durante un tiempo y aunque no les caí demasiado bien, Rey seguía dejándome estar con ellos.

Él era mi lugar seguro.

Una mañana al salir al patio, mientras me acercaba por detrás para darles un susto escuché algo.

- ¿Habéis visto lo gorda que está? - dijo uno que si mal no recuerdo su nombre era Gabriel.

- Si Superman fuera tan gordo como ella seguro que no podría no levantarse - todos estallaron en carcajadas cuando uno llamado Eric habló, pero lo que llamó realmente la atención de todos mis sentidos fue ver qué Rey, se estaba riendo. Pude escuchar como mi corazón resonaba rompiéndose en mil pedazos. Rey se estaba riendo, se estaba riendo de mi. Las lagrimas empezaron a amenazar con salir. Me fui lo mas rápido que pude procurando que nadie me viera.

Tenía que vengarme.

Al día siguiente la hora antes del patio me escabullí de clase, y mientras ellos estaban haciendo educación física cogí todos sus almuerzos y me fui al baño, una vez allí empecé a escupir en toda su comida, pero no la devolví a sus respectivas mochilas.

Di que sí chica.

En el recreo cuando estuve con ellos me miraron confusos, el primero en reaccionar fue Eric.

- ¿A ti te ha desaparecido el almuerzo también? - se me escapó una risita bastante inapropiada y Rey que ya me conocía de sobra habló.

- Beth, ¿se puede saber que has hecho? - la mirada irritada que me echó fue bastante más graciosa de lo que creo que pretendía.

- Aaah eso, como estoy tan gorda necesito llenar mi estómago así que no me ha quedado mas remedio que coger vuestros almuerzos, pero no os importa ¿verdad? - tuve que hacer un gran esfuerzo por contener la risa, sus caras de estupefacción eran dignas de enmarcar.

- ¿¡Te los has comido!? - preguntó uno llamado Nilo. No pude contenerme más y empecé a reírme a carcajadas, cuando recuperé el aliento ellos seguían mirándome como si me hubiera vuelto loca, Rey solo me miraba con cara de aburrimiento.

- Que va, solo era una broma - aquí comenzaba el verdadero plan, les di a cada uno su almuerzo, aunque ahora estaba enfadada y sedienta de venganza, no pude evitar sonreír cuando vi que los ojos de Rey desprendían de todo menos confianza -tomad, no me miréis así que no muerdo, aunque si me pilláis con mucha hambre a lo mejor sí que os doy un mordisquito.

Polos opuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora