corre a la libertad

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Luego del compromiso transcurrieron algunos meses, donde el pasatiempo favorito del Alfa Wei era mirar desde su balcón a los omegas.

Tardaron bastante en adaptarse a los tumultos, pasaron de estar todo el día encerrador a dar paseos y jugar en los patios, eran una linda parejita que, a pesar de que nadie podría juzgarlos, eran cuidadosos en su contacto. De día apenas se sostenían las manos y compartían miradas enamoradas. De noche debía colocar talismanes de silencio para evitar escuchar cosas que no le incumben.

Honestamente, tener a ese par conviviendo era suficiente para él, ahora ya no se sentía tan solo al escuchar sus risillas o al joven Jiang que le exigía dinero para ir de compras con el Lan.

El mayor contacto que compartían era al comer, siendo que solo estaban en la misma habitación comiendo, pero sin hablar. Para Wei Wuxian, no era necesario compartir palabras, no sabía ni que podría decir.

El lugar era un poco más decente a decir verdad. El joven Jiang un día lo encaró por el mal estado de las habitaciones y algunos alimentos cómo el té. Lan Xichen sólo bebe té verde.

Todo comenzó a seguir un ritmo, había una rutina implícita que era agradable hasta cierto punto, ellos jugando y estando juntos, él absorbiendo y exorcizando la energía maligna para conseguir dinero. Los cadáveres que, más que estar chocando entre sí durante la tarde, limpian torpemente.

Pero su vida no era para estar tranquilo.

-Embaracé a Xichen.

¿Qué?

El de túnicas grises se ahogó con su taza de té, comenzando a escupir mientras escuchaba al Lan reclamar al Jiang por su falta de sensibilidad.

-¿Qué diablos Jiang Cheng?- Su mente estaba tumultuosa, no se supone que la fecundación entre omegas sea posible, ¿Cuánto cultivo dual practican para lograrlo?

-Todos los diás, sobre todo cuando te largas- Al parecer pensó en voz alta.

-¡A-cheng!- Xichen tapó la boca del otro con ambas manos mientras su rostro estaba totalmente rojo, incluso tenía unas lágrimas por derramar debido a la vergüenza de ser expuestos.

-En todo caso, creí que sería Wanyin quien quedase en estado. Genial, no- ¡no lo es! - Gime de disgusto mientras frota sus manos sobre su cara, escuchando a Xichen chillar. - De cualquier forma, este no es un lugar adecuado para llevar un embarazo, toda la energía y el ambiente es muy pesado.

-Lo sabemos... pero es arriesgado decir algo a nuestras familias... ellos nos han abandonado a nuestra suerte- Finalmente Xichen descubre la boca del Jiang mientras se acercaba.

Desde la unión y con la certeza de no tener que preocuparse del cultivador Wei, nunca fueron visitados por sus familias y ninguna carta llegó a ellos. Quizás por eso pasaban mayor parte del tiempo jugando en la entrada de lo que sería su residencia.

Si bien habían acordado que loa primeros hijos fuesen enviados a sus sectas de cada uno. Luego de casi un año, incluso el perdería el interés. Además que es un Alfa defectuoso.

Las manos tibias del Lan toman las propias, sacándolo de su mente. La mirada cobriza es brillosa, quiere dirigir sus palmas a su vientre. El Alfa se arrebata y lo aleja, mirando con desaprobación su actuar.

-Ni lo pienses, aléjate de mí, ¡soy la mayor concentración de energía negativa!- Su mirada es de nerviosismo y conforme más se acercaba el Lan, más retrocedía.

Sentía que se volvería loco y le sacaría al engendro del vientre. Estaba agobiado, no quiere enterrar sus manos dentro de la carne.

No se dio cuenta que estaba perdiendo el control sino hasta llegar a la pared, donde el choque lo toma desprevenido y en un movimiento rápido sus manos ya están sobre el vientre. Plano, esa vida apenas va iniciar.

Las lágrimas se desbordan de sus ojos y cae arrodillado. No es justo.

Esa futura vida no tiene nada que ser con él y ya estaba resignado a que nunca tendría familia, mucho menos hijos. No sabe si siente felicidad o es algún tipo de tristeza, porque entiende el mensaje.

Ellos se deben ir, sin su familia y viviendo en un lugar peligroso. Ahora deben vagar hasta encontrar algún lugar donde vivir.

-Estoy de algunas semanas... hablé con A-Cheng y sé que lo mejor es irnos... pero no quiero dejarte, no quiero que vivas solo de nuevo.

A diferencia de Wanyin, Xichen siente aprecio y empatía por su esposo Alfa. Gracias a él ellos están juntos, viven en tranquilidad y sabe que él los protege a su manera. Lo reconoce como un Alfa amable y dulce que ha perdido mucho.

Lo ha escuchado tener pesadillas, gritando en voz alta. Nunca pudo ayudarlo porque su habitación se sellaba.

Ha visto como bebe el vino como si fuese agua para caer y dormir.

Lo ha visto a punto de perder el control por toda esa energía que absorbe sin poder hacer nada.

Y ha visto como se relaja con el simple hecho de verlos caminar por los pasillos, por solo estar ahí. El Alfa Wei se conforma con tan poco, que quiere darle un poco más y quizás ese poco esté allá afuera.

-Mayor Wei, por favor, partamos de viaje los tres juntos hasta encontrar un lugar donde vivir- Las suaves palabras del Omega calmaron su llanto, mientras otras manos sostenían su rostro y limpiaban sus lágrimas.

-¡N-No creas que lo hago por compasión! Es para que dejes de mirar a A-Huan- El tono malhumorado del Jiang lo despabila, pues ese mismo es quien aparta las lágrimas mientras Xichen sigue sosteniendo sus manos sobre su vientre.

Quizás pueda aferrarse a ellos como una familia.

De esa manera, una barrera invisible que los separaba a caído, mientras el Alfa se mantenía inmóvil y derramaba lágrimas, agradeciendo su presencia y consideración.

Ese día acordaron irse de esas tierras donde ya no tiene nada que ganar y poco que perder. Con un poco de esfuerzo el Wei consiguió una carreta aceptable. Espaciosa para que sus dos omegas esten cómodos junto algunas pertenencias y con un techo que los resguarda de la lluvia y vientos fuertes. También hay un burro, el cual un joven niño le entregó luego de liberarlo del maltrato que ejercían sus familiares con él. Dicho niño esta sentado frente en la carreta, mientras avanzan en su camino. Es un joven Alfa de nombre Mo Xuanyu, quien apenas tiene 14 años de edad para todas las atrocidades que vive.

Suspira mientras tira del burro, debido al nuevo acompañante ya no tiene lugar en la carreta, así que camina junto al burro durante el viaje, con suerte consigue un caballo más adelante y la carga se la deja al burro.

Con un sombrero de paja como única protección del Sol, es que camina durante cinco semanas, siempre asegurando la comida y agua de los Omegas y el niño, quien solo le sonrié y apenas habla.

Cada tercer día buscan lagos o lagunas para lavar su ropa y cada diez días descansan en posadas, sobretodo debido al estado de Xichen.

Siguen ese ritmo hasta llegar a los siete meses de embarazo del Omega y ya se han alejado por completo de las regiones, ahora están muy lejos y no conocen nada, Wanyin y Wuxian consideran que es mejor comenzar a buscar un lugar donde vivir.

-Tiene que ser espacioso, yo quiero tener tres bebés y A-Huan dijo que quiere tener tres pares de gemelos.

Esa noche volvió a ahogarse y esta vez el Joven Mo recibió las babas y vino del Alfa mayor cuando escupió de la sorpresa, mientras Xichen sonreía tímido acariciando su abultado vientre.

Entre omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora