capitulo 1

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El sonido de armas y gritos se escucha a lo lejos, un sonido que no se ha dejado de escuchar desde hace seis años.
Una revolución que no parece tener fin, pero que cada día que pasa crece la esperanza de llegar a ese dia en el que todo acabará al tener a toda persona que se une para derribar al Clan Wen.
Desde hace mucho tiempo se apoderó de toda persona y clan quien no estuviese de acuerdo ante sus decisiones, causando terror para todo aquel que no tuviera el poder para defenderse.

El trotar de caballos, el choque de espadas y el rasgueo de un instrumento se escucha en esa oleada de hombres que comienzan a acercarse a una ciudad.
Todas las personas que habitan ahí salen a la calle a ver lo que ocurre y rápidamente vuelven a entrar a sus casas para refugiarse.
Pasa un rato de todo ese bullicio en el que al parecer han terminado con unos soldados Wen y ahora talvez esos soldados que llevan años peleando por la paz y justicia entrarán a esa ciudad para atrapar a quien esté de acuerdo con las decisiones del enemigo.
Dicho hecho, miles de soldados entran montados a caballos, la gente del pueblo hace lo necesario para no ser un blanco fácil ante ellos tratándolos como algo superior y agradeciendo también por lo anterior hecho.

A lo lejos pero con voz alta un hombre grita dando la bienvenida a los hombres.

— ¡BIENVENIDO A YILING! ¡SEAN BIENVENIDOS A ESTA MARTIRIZADA CIUDAD OH SOLDADOS DE LA REVOLUCIÓN TRIUNFANTE.— Alardeaba aquel hombre.— BIENVENIDOS SEAN EJERCITO LIBERTADOR, CUYOS AGUERRIDOS PALADINES DEBE ROMPER CON SU BRAVURA Y CON SU SANGRE, LAS CADENAS OPRESORAS DE UNA NACIÓN QUE HA SIDO ESCLAVIZADA POR EL PODER DEL CLAN WEN. BIENVENIDOS...

Aún que el discurso pareciera una simple bienvenida, para uno de aquellos soldados era más que hipocresía total. Aquel soldado eran nada más y nada menos que un alfa dominante; Lan Wangji, quien desde que inicio está lucha se volvió con el tiempo un hombre respetable y muy conocido por estar al frente llevando a todos estos guerreros a luchar con los Wen.
HanguanJun, como muchos lo conocían por ser un noble que daba esperanzas ante está oscura tormenta.

Montado a caballo Lan Wangji grita fuerte y claro llamando a uno de sus compañeros para que se acercará. — ¡Xue Yang!

— A sus órdenes HanguanJun.— Responde este quien era un beta.

— Atrapa a aquel hombre, lo quiero vivo.— Explico el Lan a su compañero ya que este solía no obedecerlo aveces y terminaba matando a cualquiera que le pareciera sospechoso.

— Si mi general.— Respondió con una sonrisa para acatar la orden.

Todos los soldados siguieron a Lan Wangji hasta el centro de aquella ciudad y una vez todos ya dentro les comenzó a dar órdenes. Todos los soldados se posaron en casa esquina, entraron a cada callejón y a todo negocio para vigilar. Mientras que otros soldados más seguían a su líder hasta una enorme posada en la que toda persona salió para dejar lugar a todos ellos.
La ciudad no sabía cuándo tiempo se quedarían estos hombres, pero sabían que estando ellos aquí estarían por una parte en paz y por otra incómodos ante su presencia.

Lan WangJi hablo con el dueño de aquella posada, pagándole una suma alta de dinero por dejarlos dormír aquí, algo que el acepto.
El Alfa camino en silencio por el lugar y se sento con elegancia en una de las mesas en donde rápidamente le fue servida comida y agua.

Por la enorme puerta un travieso chico entro con el hombre que le habian ordenado atrapar. Sin cuidado lo lanzo a los pies de Lan Wangji quien dejó la comida de lado para pedirle con una señal a sus soldados que salieran, dejando solo a dos de sus compañeros más fieles junto a el; Xue Yang y Jiang Cheng quien era un alfa.

— ¿Quienes son las personas más adineradas y con poder de esta ciudad?.— Pregunto el Lan con voz neutra.

— ¿Adinerados?.— respondió algo nervioso.— si aquí no hay adinerados ni con poder, mi general.

Enamorado •WangXian•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora