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—Listo, señorita—Decia aquella empleada con uniforme elegante,mientras le entregaba la tarjeta de crédito a la chica delante suyo.

Jennie, tomo la tarjeta sin quitar su mirada seria. Volteando hacia la otra chica detrás de ella.

Al igual que Jennie, la empleada estaba atenta a la mujer.

— ¿Y usted? Señorita Kim ¿Necesita algo más?—preguntaba amablemente.

Jisoo miro a su hermana con una sonrisa enseñándole los zapatos en sus pies,Jennie le devolvió la sonrisa asintiendo en aprobación.

—No necesito nada más—contesto Jisoo a la empleada—Me llevo estos puestos, el resto envíelo a mi casa.

La empleada asintió en una sonrisa hacia Jisoo, volteando para mirar a Jennie después.

—¿Señorita Kim?.

—Los míos también, envíalos a mi casa. por favor—Contesto, para después colocarse sus gafas de sol.

—Muy bien, fue un placer atenderles Señoritas, espero que nos visiten pronto—La empleada sin quitar su sonrisa se inclino en una pequeña reverencia hacia ambas chicas, para después hacerle una seña a los demás empleados que las rodeaban—Nos encargaremos de enviar sus compras a su casa, no se preocupen.

Jennie y Jisoo asintieron empezando a caminar para salir de la tienda.

Cuando ambas mujeres se fueron la empleada soltó un largo suspiro borrando la sonrisa de sus labios. Miro a los demás empleados.

—Encarguense de empaquetar todo y enviarlo a la residencia Kim, por favor.

Está demas decir que era un verdadero trabajo atender a ambas chicas, que al final de todo los empleados terminaban bastante cansados después de atender a muchachas tan exigentes en todo.

Las Kim, Kim Jennie y Kim Jisoo ambas hijas de uno de los hombres más adinerados, chicas privilegiadas nacidas en cuna de oro. El dinero no era un problema para ellas, y se encargaban de gastarlo sin remordimientos, por ende su actitud no era la mejor con otras personas que no tenían el mismo nivel económico que ellas. Ambas demasiado selectivas con las personas que las rodeaban. Era un privilegio que alguna de las hermanas Kim te considerara un "conocido" suyo.

A excepción de sus 3 amigas y sus padres, nadie más tenía un trato bueno por parte de ambas.

Ambas hermanas caminaban hacia el lujoso convertible de Jennie, un auto digno de una mujer como ella.

Cuando ambas llegaron hacia el vehículo, Jennie abrió la puerta para después tomar de las manos de la empleada que venía con solo un par de bolsas de compras pertenecientes a la coreana, para después meter las bolsas dentro del auto.

—Ten, cómprate algo lindo—Dijo con una sonrisa de superioridad, extendiendo un par de billetes hacia la empleada.

La empleada tomo los billetes de la mano de Jennie, haciendo una reverencia hasta que vio el auto desaparecer del estacionamiento. Regreso después dentro, encontrando a la Jefa de empleados supervisando los paquetes que serían enviados hasta la residencia Kim.

—¿Se fueron?—Pregunto la jefa de empleados a la chica.

Está asintió, para despues mostrarle los billetes.

—Si, ya se fueron. Y me dió esto.

Su jefa la miro con sus cejas alzadas.

—Vaya, al parecer les caiste bien, tuviste suerte—Dijo sorprendida—¡Oye! Ten cuidado con ese bolso—Dijo dirigiéndose a un empleado.

Opuestas -JenLisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora