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Después de cenar, Hyein y su madre se dirigieron a la sala de estar. Yo también iba a subir a mi habitación, pero antes de salir de la cocina, la voz de mi padre me detuvo.

—Hanni.

Me giré lentamente.

—¿Sí?

Me observó con una mirada calculadora antes de inclinarse y servirse un poco de vodka en un vaso.

—¿Has estado con Minji?

El sonido del líquido llenando el vaso pareció más fuerte de lo normal.

—¿A qué se debe la pregunta?

—La ropa que llevas puesta no es tuya —respondió con calma mientras daba un sorbo al vodka—. Y hueles a cigarro.

Mis manos se cerraron en puños, pero no dije nada.

—Quiero que te alejes de ella.

Mi mandíbula se tensó.

—¿Por qué?

—Es problemática. Se droga, es lesbiana y nunca ha tenido una relación seria.

Lo miré con incredulidad.

—¿Tienes algún problema con la comunidad LGBT? Porque te recuerdo que mi mejor amiga pertenece a ella.

Mi padre suspiró, como si la conversación lo estuviera cansando.

—No tengo problema con eso. Solo esperaba que mi hija mayor se casara con un buen hombre, con JinWoo.

Solté una risa sarcástica.

—JinWoo es un hijo de puta.

—No uses ese vocabulario tan vulgar. No te eduqué así.

Di un paso al frente, mirándolo con dureza.

—¿Me educaste? Porque, si no mal recuerdo, nunca has estado presente en mi vida, así que el hecho de que digas que me educaste me parece ridículo.

El sonido del vaso golpeando la mesa me sobresaltó.

Antes de que pudiera reaccionar, su mano se alzó y me abofeteó con fuerza.

El impacto hizo que mi rostro girara hacia un lado. Una punzada de dolor se extendió desde mi mejilla hasta mi oído, y mis ojos se llenaron de lágrimas al instante.

Me llevé la mano a la zona golpeada, sintiendo el ardor en la piel.

—No volveré a decírtelo, Hanni —su voz fue cortante—. Te quiero lejos de Minji.

Se dio la vuelta y salió de la cocina.

Me quedé ahí, inmóvil, con el pecho subiendo y bajando con fuerza.

Cuando logré reaccionar, salí de la cocina y me dirigí directo a la puerta principal.

—¡Hanni! —escuché su voz desde la sala de estar.

Ignoré sus gritos y crucé la puerta de la casa sin mirar atrás.

Saqué mi celular con manos temblorosas y escribí:

Idiota 🐻

—Te quiero ver.

La respuesta llegó rápido.

—¿Ocurrió algo?

—¿Podemos vernos?

—¿Dónde?

—En el parque cerca de la guardería.

—¿Paso por ti?

—No, te veo ahí.

Hurt - bbangsaz    EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora