veintiuno.

2.7K 236 189
                                    

Felix se sentó en el sofá con una expresión helada, como si fuera el rey de la casa, y Jeongin se ubicó a su lado en una posición protectora, sin quitarle los ojos de encima a Minjeong.

Hyunjin, por otro lado, sonrió ferozmente, acariciándole el cabello a Wonyoung.

—¿Realmente creías que yo iba a permitir que lo mataran, mamá? —preguntó en un gruñido feroz —Luego de todo lo que pasamos, ¿creías que iba a descuidarme así?

Felix se rio en voz baja.

—Me pilló por sorpresa —le dijo Felix con aire indiferente—, pero ya sabemos de sus jueguitos, Minjeong. Ahora —se volteó hacia Hyunjin, como si estuvieran hablando del clima—, ¿está listo el divorcio, cariño?

Hyunjin ladeó la cabeza, mientras su madre y Minjeong permanecían en silencio, descolocadas todavía.

—Está en trámite —dijo Hyunjin—, necesitamos firmar sólo unos papeles y estará todo listo.

—No lo haré —habló Minjeong por primera vez—, no creas que lo haré, Hyunjin, no pretendo...

Firmarás todos esos papeles, Minjeong —gruñó Hyunjin, con la gracia desapareciendo de su voz, y Minjeong se tensó, sus hombros crispándose—, vas a darme el divorcio sin reclamar.

—¡Hyunjin! —gritó su madre —¿Quién te crees que eres? ¡No creas que...!

—No me manejarás más, Sooyoung —escupió Hyunjin—, esto se acabó, ¿no lo entiendes, acaso? ¿Qué sigues pretendiendo? —Hyunjin alzó su barbilla —Jeongin ya es grande, ¿crees que al Gobierno le importará que esté vivo a estas alturas? A ellos les importará más saber que los Hwang les hayan ocultado todo esto, con lo que respetan las tradiciones, supuestamente, y si nos quieren quitar la empresa... Bueno, me importa una mierda. Nunca la he querido.

—Bueno, yo sí la quiero —reclamó Jeongin.

—Por dios, tú cállate, bebé gordo —espetó Hyunjin.

Felix abrazó a Jeongin para que dejara de balbucear cosas, indignado.

Minjeong apretó su boca un instante, con sus ojos llenos de lágrimas, pero dejó de mirar a Hyunjin para enfocar su vista en Felix, el odio brillando en su rostro.

—¿Estás feliz ahora, bastardo? —le escupió con ira —¡¿Estás feliz por todo lo que has hecho?!

Felix se rio.

—Deja el show, Minjeong —habló, sin borrar la sonrisa—, no eres una víctima aquí. Pero respondiendo a tu pregunta... Estoy increíblemente feliz —echó a un lado la cabeza, mostrando su marca—. Catorce años, y no pudiste lograr que Hyunjin te marcara. No pudiste conseguirlo, pero yo... —soltó una risa más fuerte—, un patético omega que fue usado, lo consiguió antes que tú. ¿No es eso divertido, Minjeong?

Minjeong se movió con rapidez, gritando por el odio y lanzándose para golpearlo, pero Jeongin también reaccionó con velocidad para impedir alguna pelea, agarrando a su tía por la cintura.

—¡Te mataré! —gritó Minjeong, en tanto Felix permanecía impasible, sin amedrentarse —¡Voy a matarte, cabrón!

El omega enarcó una ceja.

—Ya no te tengo miedo —dijo.

Y era cierto. Felix antes tenía pánico de hacer algo contra Minjeong, de provocarla tanto que ella le hiciera daño, pero pasó por tanta mierda que ya no iba a dejarse amedrentar más por su hermana.

Sooyoung permanecía en helado silencio.

Hyunjin elevó su barbilla.

No vas a atentar más contra la vida de Felix —gruñó Hyunjin en una orden furiosa, sus palabras impregnadas en tono alfa, y Sooyoung se estremeció, pues nunca antes fue usado contra ella—. Le vas a dejar en paz. No le harás daño, ni tú, ni ninguna otra persona —el alfa hizo una mueca—. Tuve que haber hecho esto desde un inicio, pero supongo que tenía la esperanza de que cambiaras. De que realmente quisieras a tu propio hijo lo suficiente para querer verlo feliz.

yuanfen ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora