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— ¿Sería mucho pedir que hicieran bien su trabajo? — espetó con desprecio SungHoon, envuelto en telas de seda lujosas

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— ¿Sería mucho pedir que hicieran bien su trabajo? — espetó con desprecio SungHoon, envuelto en telas de seda lujosas. Estaba de pie sobre un taburete con media docena de Betas rodeándolo. — ¡Ni se les ocurra volver a clavarme una aguja!

El grupo de Betas se disculpó repetidas veces, retocando y ajustando el atuendo que se usaría para la ceremonia en apenas un par de semanas; iban a contrarreloj, y es que SungHoon se tardó demasiado en elegir los tres atuendos que vestiría para su boda: uno para la ceremonia inicial, otro para el banquete, y el último para el gran baile que se celebraría durante la noche.

— ¡Dense prisa! No disponemos de todo el día — les apremió un Alfa alto, delgado, con cara de estar oliendo a mierda. En su pecho relucían distintas medallas y distinciones, dejando en claro su superioridad frente a los demás.

— ¡Todo esto es un completo desastre! — lamentó la instructora DaHyun, otra Alfa.

SungHoon iba siempre en compañía de DaHyun, quien fue asignada para instruirle en los rígidos y estrictos protocolos de la realeza, convirtiéndolo en un digno Consorte del príncipe. SeungMin, en cambio, era sobrino del Príncipe, y aunque no estuviera muy contento con la tarea que el propio rey le concedió – asegurarse de que se cumplieran las órdenes del monarca al pie de la letra –, SeungMin encontraba formas de ejercer su poder y, a menudo, abusar de este.

DaHyun miraba constantemente la hora, sacudiendo la cabeza en una negativa furiosa con cada mínimo detalle que provocase otro segundo más de retraso. Sin embargo, no se les podía culpar, ya que se encontraban trabajando bajo presión y con las quejas de SungHoon entorpeciendo sus movimientos. En tiempo récord, consiguieron arreglar el bajo del vestido y confeccionar una capa de terciopelo que cubriera los hombros de SungHoon, atándose con un elegante nudo a la altura del cuello.

El resultado fue bastante satisfactorio, pero eso no impidió que SungHoon les llamara lentos y tontos, procurando alzar la voz para que los Betas, que en esos momentos estaban siendo despedidos y sacados de la sala por SeungMin, lo escucharan.

— ¡Deprisa, joven SungHoon! — apremió su instructora. — Debe presentarse en la sala del banquete junto con el Príncipe SeokMin para la elección del menú de boda.

Los criados de palacio, todos Betas, permanecieron inmóviles a la espera de recibir órdenes, y luego se apresuraron a quitarle cada prenda con sumo cuidado, vistiéndolo con la ropa que traía puesta antes de realizar la prueba de vestuario.

Escoltado por SeungMin, DaHyun y los criados, SungHoon abandonó esa habitación y se dirigió hacia la sala donde le esperaría un banquete con los mejores platos y manjares del país. Los chefs más famosos cocinaron sin descanso, deseando ser uno de los elegidos con sus creaciones culinarias exuberantes y llenas de complejidad.

SungHoon caminaba por los pasillos sin detenerse a observar la riqueza que abundaba en cada rincón del palacio, ya acostumbrado a ella. Dos escaleras de piedra construidas a cada extremo descendían hasta el piso inferior, uniéndose en una sola mientras iba acompañada de dorados candelabros y leones esculpidos, enmarcados en arcos de medio punto dentro de los huecos de las paredes. La comitiva fue bajando por las escaleras hasta el vestíbulo, torciendo a mano derecha y atravesando un pasillo lleno de columnas y retratos hechos por los pintores que a lo largo de los años trabajaron exclusivamente para los monarcas del país.

Inopia « BeomHyun┇TaeGyu »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora