¿puedo hacerlo?- preguntó débilmente, ya no podía más.
-Sólo esta noche, pues será la última - respondió tan firme como siempre. Pero a ella también le dolía, y aunque ninguna lo dijera, lo sabían.Entonces lloré. Con él ahí, a mi lado.
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Mírala, tan frágil, tan delicada, moribunda.
Se le caen los pétalos, pero sigue siendo hermosa. Le quedan pocas lunas.
Nacida del dolor, de las lágrimas, de la aflicción y pérdida. Es por eso que tiene dagas a su al rededor, dagas que dañan, y que no dejan que cualquiera la toque, sólo porque no quiere sentir todo aquello de lo que nació.
Saben que morirá, todos lo saben, todos menos ella.
Seis pétalos y seis rayos de sol, sigue tan hermosa como la primera vez que la vi; y siempre la recordaré así: viva, resplandeciente, hermosa, perfecta.Día 21 del mes sexto. Año XV.
El invierno terminará cuando ella decida ya no vivir más ahí. Sólo esperó que no sea demasiado tarde para salvarla de aquel frío mortal.
Gran aflicción es la que llena mi corazón, y sólo espero que esto no sea mortal, como algunos dicen.