Capítulo veintiuno. El corazón de Twilight Sparkle

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¿Alguna vez has visto salir la luna sobre el Yermo? Ojalá pudiera haberte dado algo tan maravilloso como eso.

* * *

¡Dragón!

Realmente grande, gigante, enorme dragón púrpura, con espinas verdes y con garras y púas y dientes muy, muy afilados y una boca enorme que acababa de prometer que no nos comería.

Bueno, eso era un comienzo.

Podía escuchar las voces de mis compañeros a mi alrededor, pero no pude girar la cabeza. Mi mirada permaneció fija en el dragón, que también nos miraba. No podía moverme. Apenas podía respirar.

—¡Calamity —susurró Velvet Remedy con urgencia—, no le dispares!

—No tenía intención de hacerlo —siseó Calamity en respuesta—. Chica, tienes que dejar de pensar tan mal de mí.

Pyrelight graznó y se fue volando, el batir de sus alas sonando como una chimenea crepitante.

—Interesante —musitó Steelhooves con un profundo estruendo desde su armadura.

—¡Yo diría que por mil veces interesante!

—Ha dicho que es Spike —dijo Steelhooves con curiosidad—. No ha dicho que sea Vigilante.

La mirada del dragón se clavó en mí. Levantó una garra muy afilada del tamaño de mi cuerpo entero.

Dirigiéndose a mí, Spike preguntó:

—Saben que puedo oírlos, ¿verdad?

* * *

—Littlepip, Velvet Remedy, Calamity..., por favor, no tengáis miedo. —Spike sonrió, mostrando demasiados dientes afilados. «Los dragones no deberían sonreír cuando intentan no ser intimidantes —pensé»—. Os doy la bienvenida a mi casa. Con una condición.

Vigilante estaba estableciendo condiciones; normalmente me habría enfadado, pero esta era su casa. Y Vigilante era un dragón. Los dragones podían establecer las condiciones que quisieran.

Esperaba algo parecido a «No me robéis» o «No toquéis mi tesoro». No estaba preparada para que el dragón señalara a Steelhooves con una garra letal y dijera:

Eso se queda fuera.

¿Vigilante tenía un problema con los ghouls? Eso me sí que me enfadó. Quizás no tanto como lo habría hecho después de conocer a Ditzy Doo y antes de saber sobre Rottingtail, pero aun así me enfadaba.

—Está con nosotros —insistí, bajando mi pezuña.

—Y yo respiro fuego —respondió Spike, ganando la discusión.

Me volví hacia Steelhooves.

—¿Estás de acuerdo con esto? —Después de todo, una parte de mí estaba lista para darle la espalda a Vigilante y alejarme si Steelhooves decía que no.

—Estaré bien —respondió Steelhooves. Me sentí inesperadamente aliviada—. Además, no estaré solo. —La cola envuelta en armadura de Steelhooves señaló al Bandido Aéreo. Pyrelight se había refugiado en el interior y asomaba furtivamente la cabeza por una de las ventanas. Aparentemente, volar a la casa del depredador más grande de Ecuestria era mucho pedir a nuestro nuevo compañero emplumado.

Asentí con la cabeza a Steelhooves y luego me volví hacia el dragón.

—Está bien.

Velvet Remedy fue más cortés y diplomática, dándole a Spike una educada reverencia.

Fallout: Equestria (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora