Capítulo 2

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Mara

- Eh, tú niña, levanta de una vez que te toca hacer la guardia. -

Me despertó el horrible sonido de la voz de Don Felipe, uno de los ancianos del asilo donde nos refugiamos unos cuantos supervivientes.

Ese Don Felipe, siempre llamándome niña, aunque sabe perfectamente cuál es mi nombre.

- A ver abuelo ¿La guardia no le tocaba a Jack? Y me llamo Mara, no "niña". -

- El viejo Jack tiene la espalda destrozada de la última salida así que hoy te toca a tí, venga date prisa que se hace tarde. -

Después de decir eso se fue, aunque parezca que nos llevamos como el perro y el gato en realidad nos tenemos cariño.

Al fin y al cabo el fue uno de los que más me cuidaban cuando todo esto empezó.

Me levanté con pocas ganas de salir al frío aire nocturno pero no me quedaba otra.

Agarré mi chaqueta de cuero negra y antes de salir por la puerta principal cogí una de las pistolas con balas especiales de la sala de armas. Aunque siempre llevé mi daga encima nunca se sabe.

Aghh como odio hacer guardias.

Salí a la fachada del edificio y observé no muy lejos el frondoso bosque que rodea la mayor parte de este lugar.

El bosque nos esconde parcialmente de la vista de los chupa sangre y que el lugar parezca abandonado también ayuda.

Aún así las guardias son necesarias aunque solo hayan ocurrido dos incidentes con ellos desde que llevo aquí. El del comienzo cuando secuestraron a mí hermana y otro en el que nos descubrió una pandilla de vampiros y hicieron una masacre con varios de los ancianos. Menos mal que me resguardaron a tiempo porque seguramente no habría sobrevivido, no tenía experiencia en ese momento.

Me di cuenta de que llevaba bastante rato absorta en mis pensamientos así que cogí una silla y me senté cerca del camino a la entrada del bosque justo en frente del edificio a vigilar.

- Joder que aburrimiento. -

Saco mi reproductor de música de bolsillo con unos mini cascos de cable y le doy play a mi lista de canciones para matar el tiempo.

Menos mal que estos cacharros aún funcionan.

Cierro los ojos y me relajo mientras aspiro el aire de la noche y empiezo a tararear la canción "Romantic Homicide" que es una de mis favoritas.

Llevaré ya una media hora escuchando música cuando de repente oigo un fuerte grito de mujer proveniente del bosque.

Me quito los cascos, me levanto de la silla y dejo el reproductor donde estaba sentada. Miro hacia el asilo y parece que nadie más se ha percatado del grito.

La única luz que está encendida es la de la farola de la fachada, para que quien haga la guardia no este a oscuras.

¿Estaré delirando? Me preguntó mientras vuelvo a girarme hacia el maldito bosque.

Otra vez, he escuchado otra cosa, está vez parecen golpes como si fuera una pelea.

Sin pensármelo dos veces saco la pistola y la cargo, la mantengo firme en mis manos apuntando al frente mientras me hago camino dentro del bosque.

La luz de la luna ilumina lo suficiente como para ver a mi alrededor con claridad, y lo más importante, donde estoy pisando.

De repente escucho unas voces que se hacen presentes a medida que voy avanzando.

Veo en total cinco siluetas.

Dos parecen de mujer y tres de hombres.

- Parece que hoy tendremos un tentempié muy especial. - escucho decir a uno de los presentes.

La última sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora