Capítulo 4 - Misión de Rango C

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Misión de Rango C


Flashback:

(Hace tres años; Finca Uzumaki)

Naruko, de diez años, se secó el sudor de la frente con una toalla. Ella, junto a sus dos hermanos, Naruto y Menma, había estado entrenando; más específicamente, practicando taijutsu. Vieron varias katas de lucha, las practicaron y, después de una hora, hicieron un pequeño combate de todos contra todos. Aunque fue más ella y Menma contra Naruto, de alguna manera, él se las arregló para ganarles a ambos.

—Eso da seis a tres a mi favor —dijo Naruto, sonriendo con alegría.

Naruto era el mayor de los tres, con un desordenado cabello rubio, piel bronceada, ojos azules brillantes y, como su madre, Menma y ella, tenía tres marcas de bigotes en cada mejilla. Era el mejor hermano mayor que se podía pedir: era amable, cariñoso, los cuidaba, los protegía, los calmaba cuando se enojaban; en fin, el mejor hermano mayor.

Menma murmuró algo que no alcanzó a escuchar, a unos metros a su derecha, pero lo más seguro es que estuviera quejándose. A él nunca le gustó que Naruto fuera el más fuerte de los tres. Aunque Naruto no tuviera ninguna bestia sellada dentro de él, era el más fuerte de los tres, y a Menma eso no le gustaba. Según él, ya que ellos tenían más poder y chakra dentro de sus cuerpos, deberían ser más fuertes que él. A Naruko no le importaba mucho eso; no estaba enojada con Naruto por ser más fuerte. Al contrario, ella admiraba a Naruto por ser igual o más fuerte que ellos, que, de cierta forma, tienen una ventaja.

—¿Cómo le haces para ganarnos, hermano? —preguntó Naruko, curiosa, viendo a Naruto sentarse junto a ella con las piernas cruzadas.

Naruto le sonrió.

—Fácil, pequeña Naruko…

—No me llames así.

—Eso es simple… —Naruto fingió una expresión y mirada sabia—. ¡Soy el amo del taijutsu! —gritó, levantando los brazos con dramatismo.

Naruto y ella se rieron con alegría, mientras ella, de reojo, miraba a Menma, que los observaba con una expresión extraña.

Fin del flashback.

(ROTURA))

Habían pasado dos semanas desde que Naruto y su equipo se convirtieron, oficialmente, en Genin. Dos tortuosas y malditas semanas. Dos semanas en las que el Equipo Siete estuvo haciendo puras misiones de Rango D, mejor conocidas como "tareas para los civiles". En esas dos semanas, Naruto había hecho varias cosas: hizo misiones, capturó al gato Toraa, se compró una cama decente, volvió a capturar al gato Toraa, conoció al nieto del Sandaime, Sarutobi Konohamaru, y volvió a capturar al maldito gato Toraa.

El Equipo Siete estaba en su Campo de Entrenamiento, a las ocho de la mañana, esperando a sus sensei. Naruko, Menma y Satsuki estaban dormitando, recostados en un árbol, mientras Naruto practicaba katas de taijutsu con su báculo.

—¿Cuándo piensan llegar? —preguntó Naruko, mientras dejaba salir un bostezo y cubría su boca con la mano.

—Quién sabe —dijo Naruto, mientras se agachaba y apuñalaba el aire sobre su cabeza con su báculo.

—Oye, Naruto —llamó Naruko, haciendo que Naruto la volteara a ver, pero sin detenerse—. No te pregunté, ¿cómo se llama tu estilo de taijutsu? —preguntó, haciendo que Satsuki y Menma prestaran atención.

Naruto se detuvo de practicar katas y se apoyó en su báculo, mientras los miraba de forma crítica con sus ojos plateados. Los estuvo observando por unos segundos que parecieron horas, hasta que, un minuto después, él asintió y se enderezó.

El Instinto de un NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora