Estaba bien chingado el ajolote. Pero se habían flingado a mi cuate, y eso me recasterraba el ánima. Nomás le pedí un seis-tiros a Magdalena. Seis-tiros. Media-docena. Media-huevera. Re-vólver. Acalla-guates. Pasa-porte. Pica-porte. Cuerno-de-cabra. Pis-tolón. Acaba-penas. Hace-agujeros. Taladro-de-carnes. Pum-pum.
La Magda me buscaba retribución por el revólver oxidado de la Guerra de Independencia de Haití que finalmente me consiguió. Yo no más XXXXXX [contenido para adultos].
El caso es que el pistolón me requemaba el lomo. Yo necesitaba descargar su relámpago en la jeta de algún chigón cabrón que hubiera tenido algo que ver con la suerte de mi cuate. Aunque fuera tangencialmente. Entonces lo vi. El mesero de Taquería Rosales. La última comida de mi carnal.