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Apenas durmió esa noche. 

La mañana siguiente llegó demasiado rápido para su gusto. Pero no fue tan malo como él había esperado (y temido). 

El día transcurrió suficientemente normal. Sí, él recibió más miradas lascivas y fue más manoseado de lo que había sido nunca en su vida, pero no fue tan malo. Nadie trató de atacarlo. Nadie intentó... cualquier otra cosa. 

Cuando su día de trabajo había terminado, era la hora de la ducha (algo que había estado temiendo todo el día). 

Una vez en las duchas, Jimin  no sabía para que lado girar. Él no quería que otros reclusos comieran con los ojos su polla, pero no quería darle la espalda a nadie tampoco. Así que se lavó, torpemente cambiando y girando. Había chicos manoseándose entre sí y algunos haciendo más que eso, pero los guardias no parecían interesados en detenerlos, mientras pareciera mayormente consensual. E incluso si no lo era, no parecían demasiado deseosos de hacer nada.

Había un tipo grande en la esquina opuesta forzando su polla en la garganta de otro tipo. Jimin intentó duro no mirar en esa dirección. Su corazón latía tan rápido que pensó que iba a vomitar.

Vio a muchos otros chicos mirándolo con interés, pero nadie intentó nada. Jimin sospechó que tenía algo que ver con Jungkook, quien se quedó cerca de él, en silencio y con cara de piedra. Decidiendo que nadie iba a atacarlo, Jimin se relajó un poco. 

Fue un error. 

A mitad de la ducha, lo sintió: una mano en su culo. 

Jimin se congeló y luego miró a Jungkook.

—"Mantén tus manos para ti mismo," —dijo entre dientes. Él sabía que mejor era no hacer una escena.

Jimin podría no saber mucho acerca de la jerarquía en la prisión, pero entendía lo suficiente. Él sabía que Jungkook tendría que demostrar quien estaba a cargo aquí si Jimin lo hacía parecer débil.

Jungkook lo miró con calma, ojos oscuros ilegibles.

—"Tengo que demostrar a todos que eres mío" — dijo en voz baja.— "Si no lo hago, otros chicos tendrán ideas. Tu no quieres eso, ¿verdad?"

Jimin le clavó la mirada, pero por mucho que lo odiaba, el chico tenía razón. Si tuviera que elegir entre ser considerado el juguete de su compañero de celda y ser jodido a repetición, él sabía lo que elegiría. 

Así que no se alejó, dejando a Jungkook mantener una mano de propietario en su trasero. Su rostro estaría probablemente de color rojo brillante, era un duro golpe a su masculinidad.

Se preguntó si así era cómo las mujeres se sentían cuando los hombres las trataban como objetos. 

Cuando el tiempo de la ducha finalmente terminó, sacó la mano de Jungkook fuera, se vistió y se dirigió de nuevo a la celda rápidamente. 

Jungkook no regresó de inmediato. 

Cuando lo hizo, Jimin se tensó involuntariamente, apretando el libro que estaba tratando ( y fallando) de leer. 

—"Relajate, Labios Sensuales", —Jungkook dijo con un bufido.

—"No me llames así." 

—"Te llamaré como yo quiera." 

Jimin sintió una oleada de rabia impotente, pero no dijo nada. La verdad sea dicha, Jungkook le ponía nervioso. Él era diferente de otros internos: tranquilo e intenso de un modo extraño. Él no levantó su voz, no alardeó como otros reclusos hicieron, pero por lo que Jimin había visto ese día, Jungkook parecía muy respetado, incluso temido.

0.5   SinisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora