Niña tonta

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Mi cuerpo yacía sentado
en una clase de comunicación.
La profesora pidió la tarea.
Mi reacción fue automática
ante su inesperada indicación.

De repente estaba de pie
¡Eres una tonta!
Gritó en aquel lleno salón,
le había dado la contra sin intención.

Solo me hundí en la silla
junto con la vergüenza
mi molesta compañera.

Elsa, mi profesora de letras,
no pudo hacer la diferencia.
Tonta y distraída,
no son ejemplos de sinonimia.

Tampoco la culpo en demasía,
TDAH, siglas en los dos mil desconocidas.
Pero fue notoria su falta de paciencia
Porque yo no merecía dicha ofensa.

El VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora