"Esta es la historia de un par de amantes cuyo amor va más allá de la mortalidad..."
One-Shot
Hyunlix
Romance | Fantasía
Advertencias: descripción de violencia, asesinatos, palabras soeces, vampiros, reencarnación.
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"Amarte es incompleto y arriesgado.
Incluso si tropiezo y me vuelvo loco de odio.
Solo mirarte nunca satisface mi alma.
Mi corazón está roto en pedazos."
Desde que tenía memoria, Lee Félix había odiado a los vampiros.
Siempre le habían parecido criaturas viciosas y despiadas. Capaces de acabar con la vida de los inocentes sin ningún tipo de contemplación. Moviéndose en la oscuridad, ocultos de una sociedad que nunca los podría aceptar con sinceridad y que en venganza, eliminaban sin piedad.
Controlados por su sed. Destrozando familias y arruinando vidas. Por el único motivo de alimentar su apetito voraz, uno que jamás lograrían saciar. A pesar de eso, cualquier expresión de odio o sentimiento de rechazo que pudiera sentir hacia la especie que había masacrado a su familia cuando tenía apenas siete años de edad, se esfumaba por completo de su cerebro cuando observaba los brillantes ojos nacarados de Han.
Han y Félix se conocieron en el orfanato al que le habían llevado cuando la policía lo encontró desmayado entre la basura en donde su padre lo había ocultado. Su desesperado intento de al menos salvar su vida de la desgracia que se había presentado en su hogar en la forma de dos vampiros una fría noche de octubre.
Félix siempre había tenido pesadillas constantes debido a los múltiples recuerdos de aquella noche monstruosa y solía despertarse en medio de la noche sudando frío y llorando desesperado. Llamaba sus padres Donghae e Irene, a sus hermanos Taeyong y Jeno, rogando porque se llevaran esas imágenes de pesadilla, aún sabiendo en su fuero interno que éstos jamás iban a contestarle.
Fue en una de esas noches en las que un pequeño niño de ojos pequeños y mejillas de ardilla se coló en su cama y lo envolvió entre sus brazos, susurrándole que ya no estaba solo y que todo estaría bien. Fueron palabras sinceras, provenientes de un niño cuyos padres lo habían vendido por unos cuantos gramos de cocaína a la tierna edad de cuatro años.
Y a pesar de que en su momento le costó creerlo, Han Jisung cumplió su palabra.
Crecieron juntos, aprendieron juntos y al cumplir la mayoría de edad, abandonaron el orfanato juntos. Trabajaron incansablemente y se esforzaron hasta lograr entrar a una universidad local, de la cual se graduaron con honores, Han en Producción Musical y Félix en Danza Contemporánea.
Fue cuando ambos fueron contratados en una agencia de entretenimiento que todo cambió.
Han había conocido a un misterioso hombre de negocios que lo traía de cabeza y que al parecer, correspondía sus sentimientos. El infierno se desató cuando Han lo llevó al apartamento que compartían para presentárselo, y Félix no tardó más de diez minutos en descubrir que aquella palidez, esa piel perfecta y esos ojos nacarados, no eran más que pruebas irrefutables de su verdadera naturaleza.