Capítulo 2

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En cuanto la puerta se abrió frente a él, pudo ver a la mayoría de sus hermanos esperándolos, siendo saludado como de costumbre por Sherry, quien corrió para abrazarlo, siendo correspondida de manera inmediata. Norman, la estrecho entre sus brazos con más fuerza de la acostumbrada, era como si anhelara tanto el ser consolado después de una larga charla que lo dejo con sus sentimientos a flor de piel.

—Norman, ¿cómo te fue hoy? — preguntó la misma pequeña entre sus brazos, siendo alejada, recibiendo una noble sonrisa por parte de aquel hermano suyo al que ama y admira tanto.

—Bien, me fue muy bien, ¿y a todos ustedes, ¿cómo les fue hoy?

Preguntó mientras miraba hacia el frente donde se encontraba la mayoría, recibiendo como respuesta un enorme silencio. Aunque no por mucho tiempo.

—Norman, ¿por qué sigues haciendo cosas a nuestras espaldas? — preguntó Gilda mientras se cruzaba de brazos. Notándose lo ofendida que se sentía.

—Hombre, deberías de confiar más en tu familia. Acordamos eso mucho antes de venir al mundo humano— alegó Don.

—Es lo que Emma te diría si estuviese aquí, ella se enojaría mucho si viera que sigues tomando toda la responsabilidad tú solo— dijo Thoma.

—¡Sí! no es correcto que nos hagas a un lado de nuevo — finalizó Alicia, recibiendo el apoyo de la mayoría de los menores.

Norman, miro a todos sus hermanos a los ojos, uno por uno; no pensó que lo que creía correcto, resultaría incorrecto para su familia. No sabía cómo responder ni como sentirse en ese momento.

—Descuida— se escuchó a Oliver a las espaldas de todos—, ya tenemos todo listo para partir mañana, así que déjalo en nuestras manos. Nosotros también queremos traer a Emma de vuelta.

—¡Sí! —chilló Gillian—. Emma también es nuestra prioridad, tanto como lo es para ustedes.

—No sólo confíes en tus hermanos, puedes dejarnos parte de la carga sin culpa. Después de todo, somos parte de esta familia también — menciono Sonya, acomodando sus gafas en el trascurso.

—Gracias, chicos— dijo Norman con la voz baja y nuevamente con sus ojos humedeciéndose. Era inevitable no sentirse culpable ahora y al mismo tiempo conmovido.

Todos sonrieron ante su reacción, después de todo no era alguien que demostrará sus sentimientos o expresiones frente a las personas. Pero ante este tema tan sensible, era fácil conseguir dicha reacción.

—¡Bien, bien! — palmeo Gilda—, Todos a lavarse sus manos que la cena esta lista.

Las risas llenas de alegría ambientaron la frágil atmósfera llena de emociones sentimentales. Y con esa misma emoción, todos los miembros de aquella casa tomaron asiento en el enorme comedor, conviviendo y compartiendo aquellos alimentos como la buena familia que eran.

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Al finalizar, Norman, camino por aquel largo pasillo, cruzando aquella amplia sala de juegos, el salón de té que las chicas habían creado en una pequeña habitación, seguido de aquel salón de música; llegando así a su nueva habitación, conjunta a su despacho.
Al abrir las puertas, pudo notar la gran diferencia de espacio. Cuando todos se instalaron en aquella casa, la mayoría habían votado por darle una de las habitaciones principales a él, cosa que acepto por la insistencia de todos. Siendo el único ocupando dicha y amplia habitación.
La que ahora tenía enfrente era un poco más pequeña. Pero resultaba mucho más cómoda, también contaba con su cuarto de baño personal y un enorme ventanal que daba al jardín trasero. Pero ante dichosa vista, no dejaba de sentirse solitario, tal vez va acorde a su estado emocionar de aquel momento.

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