Capítulo 10

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-¿Te gustaría con esto, Yeyo? -Beomgyu cuestionó a un distraldo pelirrosa, quien recorria toda la extensión de la cafeteria con la mirada. -¡Yeonjun!

-Eh... ¿Eh? -El chico pronunció, confundido. No había podido dar con la localización de Wooyoung en toda la mañana y comenzaba a ponerse nervioso. Él no era una persona que perdiera la paciencia con facilidad, no obstante, la ausencia de sus preciadas notitas rosadas comenzaba a afectarle. Le urgia encontrar al chico y asi aclarar sus dudas.

-Llevo hablándote desde hace rato pero no me estás escuchando, ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

-Todo está bien, Beomie, ¿Qué me decías?

-Bueno, te pregunté si querías salsa de chocolate o de vainilla sobre el helado de menta, pero tú...-

-Beomgyu -Lo detuvo abruptamente, recordando un detalle. Su amigo llamaba a Hyunjin paranoico, pero, ¿Y si tenía razón en sus suposiciones? Nadie lo sabia, y Yeonjun comenzaba a desconfiar de todo el mundo -¿Por qué no estás con Taehyun ahora?

El pelirrojo frente a él abrió la boca, cerrándola casi al instante cuando pareció atascarse con las palabras.

-Bueno. Tuvimos una pelea ayer -Afirmó, cabizbajo. -No quería decirtelo para no preocuparte, sé cómo eres en estos asuntos.

Yeonjun se quedó estático, sin saber cuáles debían ser sus pensamientos. En otra ocasión, posiblemente habría abrazado a su amigo con ímpetu para consolarle y al mismo tiempo, aconsejarle en lo que necesitara, pero... Algo hacia ruido en su agilizada mentecita. Una idea estúpida de la cual se arrepentiria más tarde si no media sus palabras.

Sin embargo, ¿Qué ocurría si Hyunjin estaba en lo cierto? En efecto, él no sabría qué hacer. Y cuando menos lo espero, lanzó la daga.

-Beomgyu, yo... ¿Yo te gusto? -Los amplios ojos del pelirrojo le observaron con estupefacción, mientras sus mejillas comenzaban a teñirse de rojo en un estado que Yeonjun no supo clasificar. Sea cual fuere, ya había tirado la piedra y era muy tarde para redimirse.

-¿Q-qué? —La nuez de Adán de Beomgyu se movió al tragar saliva, y observó hacia sus costados varias veces, como si buscara una milagrosa escapatoria, -N-no. ¿Qué... Te dijo Taehyun?

-Yo no hable con Taehyun -Mencionó, carraspeando ante la ronquera de su voz. El ambiente comenzaba a tornarse incómodo por algún motivo -¿Por qué él debería decirme algo?

-Mira, Yeonjun -El chico pareció recompenerse, tomándole de ambos hombros. -Nuestra pelea fue por una estupidez, sea lo que sea que te haya dicho, no lo escuches. Es cierto que se enojó conmigo porque paso más tiempo contigo que con él, pero eso no significa que tenga sentimientos por ti más allá de los amistosos, ¿Entiendes? No pasa nada, no debes preocuparte. Sólo... Eres mi amigo, ¿Está bien?

El pelirrosa asintió ante la convicción de sus palabras y la desesperación en su tono. Estaba generando problemas entre ellos dos de manera inconsciente y aquello le hacía sentir culpable, mucho más por haber creido que de verdad Beomgyu podría sentir algo más por él.

Qué idiota había sido por un momento. Quizás debía de evitar que las tontas notas de su admirador le afectaran.

Iba a darse la media vuelta cuando su espalda chocó contra un cuerpo más alto que el suyo. Al voltearse precipitadamente, Yeonjun se encontró con cierto chico castaño que robaba suspiros de toda la comunidad estudiantil.

Choi Soobin estaba frente a él, sonriendo con nerviosismo.

-Lo siento, no fue mi intención empujarte -El chico susurró, yéndose rápidamente para salir de la cafeteria.

Encogiéndose de hombres, Yeonjum decidió ignorarlo, sin saber que al llegar a su hogar horas más tarde, encontraría en el bolsillo de su chaqueta blanca, una de las notitas que tanto habla extrañado.

♥︎ ¡𝗕𝗼𝗻𝗶𝘁𝗼! - SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora