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Su personalidad no se caracterizaba por ser impulsivo, ese rol se lo solía dejar a su novio, pero pareciera que por primera vez en los cinco años que llevaban de novios debería ser él, el que tuviera la iniciativa.

Hace unas dos semanas, por videollamada con Gino habían tenido una discusión, que los motivos eran lo menos importantes, porque se resumía en inseguridades a causa de la distancia. Ambos se habían gritado, sin pensarlo dos veces Thiago cortó la llamada y no respondió ninguno de los mensajes del ojiclaro. Pero pasaron los días, los mensajes de Gino dejaron de llegar, y la preocupación de Thiago llegó.

¿Se habría cansado? Fue lo primero que pensó al revisar su celular por quinta vez ese día y no encontrar ningún mensaje de su pareja.

— ¿Qué pasa Thiagui? — le preguntó Santiago, que estaba agarrando sus cosas del vestuario.

— Estoy buscando pasajes a Florencia — le dijo sin dejar de mirar la página web de despegar. 

Sintió como el mayor se sentaba a su lado, y miraba su celular. 

— ¿pelearon de nuevo? 

— Si.

Santiago era uno de los pocos con los que había desarrollado la confianza suficiente como para contarle sobre su relación con Gino. 

— ¿No te parece un poco mucho viajar hasta allá? — le consultó Santi, pero a su vez notó la ansiedad en el cuerpo del menor. Thiago solía mostrarse calmado, pero cuando se trataba de Gino era super expresivo en cómo se sentía. 

— Yo sé que parece un montón, pero estamos a nada de las vacaciones y no voy a esperar a que él venga, cuando medio la pelea fue mi culpa.

— Si querés, puedo hablar con mi hermano, que hable con lucas y así te ayuda. 

Santiago pudo ver como los ojos de Thiago se iluminaban hacia esa idea, seguro en su cabeza ya estaba formulando todo un plan de cómo llevar a cabo su visita. 

— ¡Si! ¡Por favor! — le dijo con una inmensa sonrisa en el rostro. 

***

El cielo lleno de nubes que variaban en tonalidades de gris acompañaban con demasiada exactitud con los sentimientos atrapados en el pecho de Gino, que lo último que había sentido ese había sido ganas de levantarse de su cama.

— ¡Infantino! — gritó el entrenador, después de que Gino errara una vez más un pase hacia uno de sus compañeros.

Ciertamente su cabeza no se encontraba en el entrenamiento, ni en el partido que tenían la próxima semana, ni en ese país. 

Su cabeza estaba en una plaza, tirado con su novio al lado mirando las nubes. Cómo daría todo por estar así. Para que después cuando fueran a la casa de uno, se besaran e hicieran el amor hasta cansarse del cuerpo del otro, y acurrucarse hasta el día siguiente.

Extrañaba demasiado a Thiago.

Lo que más odiaba en el mundo era estar peleado con su novio, más cuando no podía ir corriendo hacia su casa y, a base de mimos y besos, obtener su perdón.

— La cara que tenés... — le comentó el Chino, mientras tenían el descanso para tomar agua. 

— Es con la que nací — respondió cortante, le era difícil controlar su malhumor, y por eso habitualmente lo terminaban soportando personas que no tenían que ver con la causa del mismo.

— Parece que a uno hay que pagarle un viajecito a buenos aires — dijo Lucas pero dirigiéndose a Nicolás que justo se había unido a ellos. 

— ¿Sale vaquita? — tiró Nicolás, provocando risas por parte de todos los que rodeaban. Gino quería enojarse pero en realidad se imaginó en ese escenario donde podría irse ya mismo a reencontrarse con Thiago, ante esa idea se le escapó del rostro una pequeña sonrisa que rápidamente desapareció al recordar que era imposible.

Te amo con mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora