Un agradecimiento especial a Brau, que me ayudo con este capítulo, loviu amigo <3
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— ¿Estás casado? — preguntó sorprendido Gino, ganándose las risas del resto de compatriotas.
— Como se nota que ahora hablás menos de Gonzalo — comentó Nico. — En su primer año acá era "pero Gonza hizo tal cosa" "sabían que cache" "Gonzalo es un pelotudo", todo el tiempo.
— En River vivían pegados, un día "se confundieron" de camisetas y las tuvieron que cambiar en medio del partido.
Gino sabía de esa anécdota porque una vez Thiago lo había visto en Twitter y se lo había mandado al saber que el Chino era su compañero de club. Pero el ojiclaro desconocía que ellos dos eran pareja.
— Si vi ese video — comentó Gino. — pero no tenía idea sobre ustedes.
— Tampoco te diste cuenta de lo de Lucas y Pablo, ¿no?
— Pero si yo no estoy más con Pablo — refuta el pelirrojo.
— Nadie te cree — dicen al unísono el Chino y Nicolás.
— Bueno, eso, lo sospeché con lo de Thiago, pero no estaba seguro. — respondió Gino — pero no tenía idea de lo tuyo con Montiel.
— Es que somos reservados —. El Chino sintió la intensa mirada de sus amigos sobre él —. Bueno, Gonzalo, lo es. Pero volviendo a lo importante, ¿vamos o no de karaoke?
— ¿Seguro? No quiero interrumpir su tiempo juntos.
— Ni te preocupes, siempre nos gusta salir con amigos.
— ¿Puedo ir? — preguntó Lucas.
— Invitá a Pablo y lo pienso — respondió el Chino.
— Pero ya les dije...
— Que no están más juntos — completaron los tres — y nadie te cree.
Gino se reía mientras Lucas se quejaba de la burla de sus amigos, a la vez que pensaba como decirle a Thiago que iban a ir de karaoke con un campeón del mundo.
***
Gino llegó al departamento y sintió el olor a frito. Una parte de él sabía que estaba por pecar, pero la tentación era muy grande cuando entró a la cocina y descubrió que Thiago estaba haciendo milanesas.
Rodeó al castaño por detrás, pasando sus brazos por su cintura, dejando un pequeño beso detrás de su oreja, dándole todo un escalofrío al menor.
— Qué tentación — le dijo sin soltarlo mientras Thiago daba vuelta la milanesa.
— Una milanesa no le hace mal a nadie — defendió Thiago.
— No me quejo, aunque después lidiar con el nutricionista del club va a ser una patada en los huevos.
Thiago se rio, y escapó de los brazos de Gino, quien aprovechó para sentarse sobre la mesada a su costado.
— Esto de cocinar empezó en Buenos Aires, ¿no? — preguntó con curiosidad el ojiclaro.
Con un simple movimiento de cabeza sin dejar de prestar atención a la comida, Thiago asintió. Gino se sentía como a los inicios de su relación, aprendiendo cosas nuevas del menor todos los días; como nunca había ido al departamento del otro en Buenos Aires, desconocía de muchas de sus nuevas costumbres.
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Te amo con mi vida
Romancedonde apesar de la distancia un impulso de amor lo puede salvar todo.