Después de terminar la relación cada uno sigue caminos diferentes sin imaginar que podría haber algo o alguien que los volvería a unir de nuevo.
Esta es la historia de Jude Belligham y Chloe Ferreira.
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Growing up so fast, baby.🥺
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-- ¡Jace, vení acá! Le digo mientras lo veo gatear riendo directo a la puerta principal porque ha escuchado la voz de Jobe que ha venido a visitarnos.
¿Ocho meses les parece poco?no, bueno porque han pasado ocho meses desde que tenía a mi pequeño conmigo.
Meses dónde hubo noches que no pude dormir, comer o salir pero podría jurar que amaba con mi alma a mi hijo y que no podría llamarlo como un error o algo que nunca quise que pasará, Jace era adorado por todos.
Me encargaba día a día de hacerle saber quién era su padre, muchas veces le mostraba fotos de Jude para que lo pudiera reconocer o simplemente Jobe se encargaba de que viera los partidos del Madrid para ver a su papá en la tele.
Al parecer Jace aún tenía un poco de confusión ya que a veces confundía a Jobe con Jude pues normal, por muy poco y parecían gemelos.
Avanzo también a la puerta donde veo a Jobe dentro de la casa agachándose para poder levantar en brazos a Jace.
-- Jace iba a cambiarte. Le digo mientras me cruzo de brazos con una expresión seria.
Pero él no me presta mucha atención porqué está ocupado jugando con una cadenita que Jobe tiene puesta.
Cadenita que ahora comparte con su novia a la que meses atrás no se atrevía a hablarle.
-- Hola, Chloe, si estoy bien, ¿y tú?
-- Lo siento, ¿cómo estás? Me disculpo con una sonrisa.
-- Estoy bien aunque sin mi madre es difícil. Responde caminando a la sala y lo sigo.
Su madre se había ido a España para estar con Jude y su padre, Mark se hallaba aquí en Inglaterra y no era como que se llevara mal con su padre pero la ausencia de una madre pega fuerte así sea temporal.
Por ende, siempre que su tiempo se lo permitía venía a ver a Jace y de paso a mi.
—— ¿Aún quieres que te adopte? Bromeo un poco.
—— No, mirad como le gritas a tu pobre criatura y ahora imagina como me gritaras de feo a mi.
—— ¡Mentiroso! Respondo y le tiro un cojín de manera que no le pueda dar a Jace pero me ignora y comienza a hablarle a él
—— Pero mira cuánto has crecido desde la última vez que te vi. Y su tono de voz automáticamente cambia cuando le habla al bebé.
—— Veniste la semana pasada. Vuelvo hablar y de nueva cuenta me vuelve a ignorar así que me levanto para poder recoger los juguetes que ha dejado tirados, escucho los balbuceos y pequeñas risas de Jace que son provocadas por Jobe.
(•••)
—— ¿Mañana te toca partido?
—— Sí, bueno no jugaré mañana si es lo que quieres saber.
—— ¿Por qué no? Lo mire un poco desconcertada.
—— He tenido molestias en mi pierna derecha y quedaron de hacerme exámenes así que sólo iré a ver el partido por si quieres venir conmigo.
—— No lo sé, ¿tu chica irá contigo? Pregunto sentando a Jace en mis piernas.
—— Quedo de avisarme así que no lo sé. Dice alzando sus hombros.
—— No quiero interrumpirlos y tampoco quiero que este pequeñín lo haga. Miro a Jace pero él sólo sonríe con demasiado inocencia.
—— No lo harán. Rueda los ojos un poco ofendido.
—— Vale pero que conste que te he advertido ant-...
—— ¡Ssshh! Me hace seña con su dedo indicando que guarde silencio para luego comenzar a jugar con Jace.
Mientras ellos jugaban, yo comía un poco de la fruta que habíamos sacado al patio en una supuesta especie de picnic mal organizado.
—— Vamos, di tío. Dice Jobe y suelto una carcajada negando con la cabeza.
—— Estás loco si crees que su primera palabra será tío.
—— ¡Te podría apostar mi vida a qué su primera palabra será Tío!
Niego con mi dedo índice y abro mis brazos para que Jace venga a mi cosa que sucede enseguida y empiezo a llenar su carita de besos dejándome escuchar su risita.
Después de pasar una tarde juntos bajo la sombra de un árbol, tirados en una manta sobre el césped del patio de mi casa, ha llegado la noche por lo que Jobe ha tenido que despedirse para luego irse a su casa.
—— Te toca un bañito. Digo mientras acaricio sus pequeños rulos llenos de shampoo y él cierra los ojitos ante el tacto.
Cuando finalmente hemos culminado, nos acostamos sobre la gran cama con sábanas blancas y dejo que se acurruque bien por mis costillas.
—— Es hora de dormir, Jace. Susurro apreciando como sus ojos me miran y su manita llega hasta mi rostro para tocar unos mechones de cabello que caen por mi cara.
Lo arrullo y no pasan más de cinco minutos cuando sus pequeños ojitos se cierran así dejando que su boquita se abra y suspira con pesadez.
El vivo retrato de Jude es Jace, podía jugar qué eran como dos gotas de agua.
Las expresiones a pesar de estar muy pequeño solían ser muy parecidas a las que conocía de Jude, sus ojitos eran idénticos y sus abultados labios eran exactamente como los de su padre.
Sonreí sin querer evitarlo dándome cuenta que ahora tenía un mini Jude a mi lado.
