Parte 4

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Kakashi, decidido a reconstruir la relación con Aya, comenzó a buscar momentos para pasar tiempo con ella. Intentaba encontrar el equilibrio entre sus deberes como Hokage y el deseo de estar más presente en la vida de su hija.

Un día, mientras caminaba por los jardines de la aldea, Kakashi notó a Aya sentada bajo un cerezo en flor, absorta en sus pensamientos. Se acercó con cautela, consciente de no querer invadir su espacio.

Kakashi: "¿Te importa si me uno?"

Aya levantó la vista, sorprendida por la presencia de su padre, pero avanzó levemente.

Aya: "Haz lo que quieras".

Kakashi se sentó a su lado, y ambos compartieron el silencio cómodo por un momento. La brisa suave mecía las flores de cerezo, creando un ambiente sereno.

Kakashi: "Estuve pensando... Tal vez podríamos entrenar juntos un día. Si eso es algo que te interesa."

Aya lo miró con escepticismo, pero algo en sus ojos mostraba una chispa de interés.

Aya: "Entrenar juntos, ¿eh? Supongo que podría ser interesante".

Kakashi emocionado, agradecido por la pequeña apertura que estaba surgiendo.

Kakashi: "No tiene que ser nada formal. Solo pasar tiempo juntos."

Aya ascendiendo, y aunque la distancia entre ellos aún persistía, el hecho de que estuvieran compartiendo ese momento bajo el cerezo floreciente era un paso en la dirección correcta.

En los días siguientes, Kakashi continuó buscando oportunidades para conectarse con Aya. Ya fuera de compartir una comida rápida, participar en entrenamientos informales o simplemente charlar en la comodidad de su hogar, Kakashi estaba comprometido a estar presente.

Aya, aunque mostraba resistencia inicial, comenzó a notar el esfuerzo de su padre. La frialdad en su relación comenzaba a ceder lentamente, pero aún quedaba un largo camino por recorrer.

Cada pequeño avance era un paso más cerca de la reconciliación, y aunque el proceso era gradual, Kakashi estaba decidido a ganarse nuevamente el corazón de su hija.

Después de una sesión de entrenamiento juntos, Kakashi y Aya decidieron ir a disfrutar de un tazón de ramen en el icónico Ichiraku Ramen de Konoha. El ambiente bullicioso del lugar contrastaba con la tranquila tarde que habían pasado.

Aya, aún un poco reservada, miró el menú con indecisión.

Aya: "No sé qué pedir. ¿Alguna recomendación, papá?"

Kakashi sonoro detrás de su máscara, grabando los muchos tazones de ramen que había compartido con Aya cuando era más joven.

Kakashi: "Bueno, ¿qué te parece el ramen de miso con cerdo y huevo? Solía ​​ser tu favorito cuando eras niña".

Aya, sorprendida de que su padre recordara esos detalles, levemente.

Aya: "¿En serio lo recuerdas?"

Kakashi: "Por supuesto. Los momentos compartidos son difíciles de olvidar, incluso para mí".

Pidieron el ramen de miso y se sentaron en una mesa cerca de la ventana. Mientras disfrutaban de sus tazones humeantes, el ambiente relajado del lugar comenzó a romper la barrera de incomodidad entre ellos.

Aya, sintiéndose más cómoda, decidió abrirse un poco más.

Aya: "¿Cómo era yo cuando era niña? Quiero decir, ¿alguna vez fuimos realmente cercanos?"

Kakashi reflexionó antes de responder, disfrutando del cambio en la conversación.

Kakashi: "Eras una niña brillante y enérgica. Te encantaba escuchar las historias que contaba y siempre tenías muchas preguntas. A veces, cuando estabas especialmente emocionada, tus ojos brillaban como los de tu madre".

Aya, absorbida por las historias de su infancia, sonriendo.

Aya: "Nunca me imaginé que éramos tan cercanos en ese entonces."

Kakashi: "La vida y las responsabilidades me llevaron en diferentes direcciones, pero eso no significa que no haya apreciado cada momento contigo, Aya".

A medida que compartían risas y recuerdos, la atmósfera se volvía más ligera. La conexión entre padre e hija se fortalece, y aunque la reconciliación completa aún estaba en el horizonte, ese día en el Ichiraku Ramen marcó un paso importante hacia la reconstrucción de su relación.

Kakashi y tu (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora