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Sasha despertó.

Su pecho subía y bajaba con tanta velocidad que parecía haber corrido un maratón sin descansar. Si, había tenido una horrible pesadilla donde, sin imaginarlo, se enfrentaba al amante de su esposa.

Claro, solo era un sueño, pero se había sentido tan real que incluso le dolía el puño con el que había golpeado a esa persona.

Busco entre sus sábanas a la menor, dándose cuenta que ya no se encontraba ahí. Seguramente se había despertado antes y había bajado a hacer el desayuno, ahogo un grito al morder sus nudillos. No quería ver a Marcy, aún si pasaron 3 semanas donde solo han tenido sexo, aún no estaba preparada para hablar seriamente. Maldita la hora en que le cambiaron al turno de la noche. Tallo su cara, tratando de quitar el sueño y ahuyentar lo recuerdos que le había dejado. No quería pensar más.

Aún si desconfiaba en la menor, eso no significaba que la segunda oportunidad se echara a perder ¿O si?

Negó, agarrando su celular y desbloquandolo, tenía que ahuyentar los pensamientos negativos. Navego un rato por las redes, buscando algún vídeo que pueda tranquilizarla o alguna publicación que pueda llamar su atención.

—¿Sashy?— Levanto su cabeza, encontrándose a Marcy con una de sus playeras. Esta le quedaba grande por lo que no necesitaba usar algún shot para tapar sus piernas.

—Marcy, buenos días.— Murmuró, tratando de no sonar nerviosa y asustada.— Te... Te levantaste temprano.

—Si..— Marcy vió como la rubia se levantaba rápidamente, vistiéndose con la ropa que ya hacía en el suelo e ignorando su mirada.— Hice, el desayuno.

—Oh, gracias pero... Tengo que irme.— Murmuró, tratando de ponerse su zapato lo más rápido posible.— Tengo que, ya sabes... Trabajar.

—Sasha.

—Grime me ha estado llamando, seguro me necesita.

—Sasha.

—Lo lamento Marcy, no puedo quedarme a desayunar.— Respondió, mirando aquellos ojos que tanto amaba.— Yo, tengo que irme...

—Sasha.— Murmuró Marcy, acariciando su entrecejo.— Solo di... Solo dime qué lo único que quieres es tener sexo.— Suspiró.— Se te hará tarde...

Sin dejar responder, Marcy había abandonado el lugar dejando a Sasha con un nudo en la garganta. Se apresuró a ponerse su ropa y a salir para buscar a la bajita, necesitaba decirle que no, no la buscaba solo para tener sexo.

Realmente, no sabía porque la buscaba...

Pero no quería que Marcy pensara así de ella, ella no era su amante, ella no era su juguete... Marcy era el amor de su vida ¿Por qué su mente no lograba entenderlo? Todo esto le causaba un malestar estomacal y la acidez empezaba a atacar la boca de su estómago.

—Marcy.— La llamo, viéndola servirse lo que parecía eran paqueques.

—Se te hará tardé.— Volvió a decir la menor, tomando asiento y evitando a toda costa verla a los ojos.— Grime no es la persona más paciente que conozca.

El tono de voz era una daga en el corazón de Sasha. Jamás la había visto tan seria, tan triste y tan destruida desde que se enteró de aquel embarazo no realizado. Marcy siempre fue buena para ocultar sus emociones pero ahora parecía que era una bomba que estaba apunto de explotar.

—Marcy, entiende.— Respondió, arrodillandose a la altura de la bajita.— Entiendeme, todo esto... Es tan difícil para mí...— Murmuró y solo recibió como respuesta un suspiro cansado, seguido de un par de lágrimas.— No sé... No sé ni cómo verte a los ojos sin pensar que alguien más estuvo contigo... Que tú estuviste con esa persona...

Tu misterioso "Alguien"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora