02| Picnic

737 84 70
                                    

Woking (Surrey, Inglaterra) 2020

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Woking (Surrey, Inglaterra)
2020

Los papás de Allyson eran personas apasionadas a viajar, les gustaba conocer culturas, tradiciones y todo lo que les fuera posible de los países que visitaban, no podía haber otra forma en la que ellos se conocieran que no fuera viajando.

Ella, Letitia, una aventurera de espíritu libre, llevaba consigo una mochila surcada por incontables caminos y un mapa marcado por destinos desconocidos. Sus ojos reflejaban la curiosidad perpetua de quien ansía descubrir el mundo en cada esquina. Él, Emmerich, una viajero de corazón inquieto, con el cabello alborotado por el viento de lugares lejanos y una libreta llena de relatos por escribir. Sus ojos, centinelas de experiencias acumuladas, destilaban la sabiduría de quien ha aprendido del mundo tanto como ha disfrutado de él. Alemania y Bélgica, unidos para descubrir el mundo

Recordó la forma en la que le contaron como comenzó aquella historia de amor, aquella que muchos envidiaban tener.

En un tranquilo pueblo Alemán, Emmerich, un artista apasionado por la escritura, encontró inspiración en el pueblo Rohenburg Ob Der Tauber. Con su libreta y lápices se sumergió en la belleza de las calles empedradas y de las personas enamoradas, capturando la esencia de la región en sus hojas. Mientras escribía ensimismado una historia de romance inspirado en una pareja de ancianos que pasaba por ahí con sus manos sujetas, sus ojos se cruzaron con los de Letitia, una joven historiadora, que había viajado desde Suiza para descubrir la historia de los lugares más turísticos. Letitia quedó maravillada por la forma en que Emmerich escribía con tanto entusiasmo y lo que desde distancia notaba como pasión. Nunca fue alguien tímida, así que se acercó a hablar con el alemán que había aprendido, ya que ella era de la parte francesa de su país; entablaron una conversación llena de entusiasmo por el arte y la cultura. A pesar de las diferencias culturales y lingüísticas, encontraron una conexión especial que los llevó a compartir largas conversaciones sobre sus vidas, sueños y pasiones.

A medida que pasaban los días, Emmerich y Letitia exploraban juntos los rincones de la ruta romántica, sumergiéndose en la rica historia del lugar. Tan pronto como sus corazones se acercaban, la barrera del idioma se desvanecía lentamente, reemplazada por gestos, risas y miradas que hablaban más que las palabras.

Sin embargo, el tiempo en Alemania tenía un límite para Letitia, ya que pronto debía regresar a Suiza para completar su investigación. Con el dolor de la despedida acechando, ambos se dieron cuenta de que no podían permitirse dejar que su historia terminara ahí. Decidieron luchar contra la distancia y mantener viva su conexión. No podían perder comunicación con el otro, no cuando por fin sintieron que alguien estaba destinado a ellos.

Se acercaba la fecha en la que Letitia regresaría a su país y el momento en el que comenzarían una nueva fase en su relación: cartas y la promesa de reencontrarse. Aprendieron cada día sobre las diferencias en sus vidas cotidianas, enriqueciéndose mutuamente con sus distintas perspectivas culturales. Emmerich visitó Suiza por primera vez, maravillándose con la grandeza de su cultura milenaria, mientras la mujer experimentaba la cálida y apasionada vida alemana.

𝐒𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐅𝐑𝐄𝐄 | Pato O'WardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora