Narra Cristal:
—¿Qué haces tú aquí ?—Mi hermano pregunta confundido, él ya sabía en qué trabajaba, pero al parecer no sabía en donde.
—Solamente estoy en mi lugar de trabajo.
—Ser prostituta no es un trabajo, entiéndelo.
—¡Te he repetido mil veces que no soy prostituta!
Le comento alterada a mi hermano, me cansaba estar repitiendo todo el tiempo una y otra vez lo que para las personas ya debía ser obvio. Cuando tenía 19 años me habían botado de la Academia de danza más prestigiosa del país, todos se quejaban de mis movimientos "eres muy sensual" "mueve menos tus caderas no estás en una discoteca" "¿Acaso sabes que esto no es un baile erótico?", esas frases una y otra vez atormentaban mi mente por aquellos tiempos, viví todas esas quejas y prejuicios por mi forma de bailar al rededor de 7 meses, hasta que por fin, en la prueba final para pasar de ser novata a ser ya parte de un espectáculo de verdad, me descalificaron. Luego de eso conocí a Rosa, esa mujer de corto pelo rojo al parecer leía mi mente, ya que me llevó a su local y me pidió que bailara. En ese lugar sentía que ya nadie me jusgaría, es más, me adorarían al bailar, me sentirían superior a ellos y siempre les iva a invadir el pensamiento de "¿Por qué yo no podré bailar así?". Al final la tristeza por la descalificación se esfumó como nube pasajera, y la sonrisa en mi rostro volvió a aparecer, pero mis padres y hermanos nunca lo aceptaron, así que muy decepcionados de ellos y viceversa, me fui de la casa.
—NUNCA HE SIDO UNA PROSTITUTA Y ESO LO TIENES QUE ENTENDER DE UNA PUTA VEZ, SOY UNA BAILARINA.
—Bailarina, prostituta, es lo mismo al fin y al cabo. —Comentó con una sonrisa burlona de medio lado—. Estoy seguro que te meten unos cuantos billetes en el tanga y ya te acuestas como ellos como si fueran uno más de la lista.
—No puedo creer que mi propio hermano piense así de mí, tú me conoces bien prácticamente yo te crié.
—La Cristal que me crió a mí y a Ambar no es la misma Cristal que está parada frente a mí, una sucia y vulgar chica.
—Espero que aún recuerdes que esta chica que los crió a los dos y que los entregó el corazón en cada momento que pasé a su lado está de cumpleaños.
—Lo que sea, feliz cumpleaños, ¿Qué te organizaron aquí? ¿Una harem masculino o algo así?
—Ya me tienes arta de que cada palabra que suelto lo único que haces es recordarme una y otra vez en donde estoy. —Suspiro exausta, para mi ya era tiempo de rendirme con respecto a mi familia, lo intenté hasta más no poder y aún así no sirvió de nada—. Sabes una cosa, dices que las prostitutas son sucias y vulgares, pero estás parado en un prostíbulo, ¿quién es el sucio y vulgar realmente aquí?
—Para tú información hermana, estoy de despedida de soltero, me voy a casar.
Esa noticia me dejó sorprendida, no me podía creer que en este mundo hubiera alguien que aguantara a mi hermano, desde que nació es insoportable.
—Me caso dentro de un mes. —Siguió diciendo sin darme el suficiente tiempo para procesar lo que recién me comentaba—. Pero me voy de viaje de negocios así que mis amigos—Señaló a los otros 3 chicos con los que venía— Me la quisieron organizar hoy.
—Hola Cris, mucho tiempo, sigues siendo tan sexi como siempre. —Comentó Cray parándose de su sitio de descanso y dando un paso adelante para entrar a la conversación. Cray es el mejor amigo de mi hermano, inseparables desde siempre, juntos en cada locura. Ese chico era uno del que se podían usar como ejemplo en la definición de belleza; piel ligeramente bronceada casi indetectable, un mentón perfecto, ojos marrones y un cabello largo de la misma tonalidad de sus ojos, cuerpo perfecto y cejas pobladas que le jugaba a su favor para tener una mirada deslumbrante.
ESTÁS LEYENDO
Touch Me: Nuestro Último Toque
Teen Fiction**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 🌺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚* Naya Miller, chica pelirroja de 20 años, alguien muy sociable y con una vida increíble, una mejor amiga perfecta y un novio igual de perfecto, hasta que ambos la traicionan, una perfecta historia cliché... O eso creen...