Capitulo 3

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Hürrem paso el resto del día con asuntos políticos, entre otras cosas, tenía que arreglar muchas cosas desde el descenso de su Padre el Sultán Selim Khan.

En el Harem las muchachas recibían lecciones de como reverenciarse cuando alguien de posición más alta que ellas se les presentara, Anastasia estaba entre esas chicas, después de que se recupere de ese leve desmayo siguió su día con normalidad pero sin poder olvidar a la Sultán.

– Hoy les enseñaré a reverenciar y ponerse de pie – Gulag, instructor de las muchachas las miraba inspeccionándolas, parecía que tendría buena alumnas esta vez – Todas de pie, ya, ahora, arriba, arriba, arriba –

El enseñar a hacer una reverencia no era difícil, lo difícil era tener la gracia y delicadeza de un cisne para hacerlo, Anastasia perdida en sus pensamientos tenía su mirada fija en la nada, mientras Gulag ayudaba a las demás ella pensaba en Hürrem, en lo mucho que sus ojos la hipnotizaron, sus pensamientos fueron interrumpidos de un momento a otro por el instructor.

– ¿Qué fue lo ultimo que les enseñe hoy? – preguntó desconfiando de la concentración de la veneciana quien tardo en bajar de las nubes

– Prohibido, prohibido – Anastasia que había dejado su mente momentos antes respondió

– ¿Solo has aprendido a decir prohibido hoy? –

– Si, prohibido – la inocencia de Anastasia era notable, era tan pura como un Ángel

– ¡Eso es excelente! Entonces sigamos con las cosas prohibidas –

El día de la bella veneciana transcurrió en estudios del como comportarse y actuar, extrañamente Sümbül apareció para hablar un momento con Gulag, en ese tiempo nadie dijo nada, aún no estaba estableció un nivel de confianza acto para que todas fueran amiga.

Las clases terminaron repentinamente, todas fueron guiadas con los sastres para prepararlas ¿Para qué? Las muchachas aún no lo sabían. Al llegar la noche ya todas estaban cenando con tranquilidad, pero era imposible no hablar entre ellas mientras comían a pesar de saber que estaba prohibido.

– ¿Ves a esa hermosa mujer de ahí? – María quien estaba sentada al lado de la veneciana señalo a una mujer que estaba sentada al otro lado del Harem junto con las demás favoritas – Dicen que estuvo en la cama de la Sultán –

– ¿O sea le hizo el amor? – Anastasia intrigaba respondió con otra pregunta solamente que esta vez Nigar Kalfa la mando a callar, tuvo que obedecer para no ganarse un castigo

No pasaron ni 5 segundos cuando Nigar aviso que el tiempo para cenar había acabado y todas tenían que ir a dormir, Anastasia aprovechó para acercarse a la bella mujer y preguntar pues su curiosidad era mayor que su razonamiento. Lentamente tocó el brazo de la mujer que se estaba yendo a dormir pero al sentir la presencia de Anastasia se quedó para escucharla.

– ¿Cómo estuvo la Sultán? Dime ¿Te dio un niño? – preguntó sin descaro, aunque la sonrisa en la mujer no se pudo ocultar

– Fue como un sueño, es atractiva, gentil, Allah mediante habrá un bebé – respondió mientras ponía sus manos en su barriga delicadamente – Rezó para que pida por mi otra vez pero.. – cortó aquella frase con cierta tristeza

– ¿Qué? ¿Por que esa cara? –

– La Sultán tiene una mujer muy hermosa, la madre del Príncipe Mustafa, la Sultana Mahidevran –

– ¿Y ella vive aquí? –

– Llegará pronto de Manisa –

La mujer fue llevaba por sus amigas tuvo que dejar a Anastasia sin decir más, la bella veneciana ahora sentía curiosidad por la nombrado Sultana Mahidevran, esperaba conocerla y a lo mejor ser amigas.

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Hürrem ya en sus aposentos terminaba de hacer un hermoso anillo, tenía un bello tono azul que había sido inspirado en los ojos de la veneciana, la Sultán había caído hipnotizada por esos ojos, no podía dejar de pensar en aquella muchacha, quería sacarla de su mente pero era casi como si lo hubieran hechizado.

Entonces su fiel acompañante, Ibrahim se acercó a ella, la miro durante unos segundos para luego entonar.

– ¿Desea algo majestad? – 

– Trabajaré un poco más Ibrahim, ya puedes irte – sus ojos se mantuvieron concentrados en el anillo que continuaba puliendo y limpiando.

Ibrahim no demoró en irse a descansar, teniendo como ultima acción una reverencia había su Sultán. Así paso la noche, Hürrem pensando en la muchacha resistiendo a preguntar por ella, decidió centrarse en cosas más importantes, como la llegaba de su Esposa eh hijo, con la gracia de Allah llegarían a salvó a la capital para por fin reunirse como familia.

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