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Zac Turner es un matón a sueldo, Mia Lombardi es hija del empresario más prestigioso de EE.UU.
Ambos deberán enfrentar el infierno juntos para llegar al paraíso, pero el mismo Satanás está decidido a evitar que eso pase.
Mi infierno comienza desde que tengo memoria, según la directora del orfanato, mis padres me abandonaron a los 4 años de edad, nunca quise saber más a pesar de tener curiosidad. Salma y Erick se convertirían en mis padres adoptivos, después de que pasará 5 años ahí dentro.
Pensé que al final sentiría la calidez de tener una familia y con ello, vendría la felicidad. Para mí mala suerte, no fue así. Ellos no podían tener hijos, decían que era una maldición, pero yo pensaba que, más bien fue una bendición porque gracias a eso, ellos me adoptaron.
Después de 1 año y medio empezaron las deudas, y con ellas, las discusiones de pareja. La mañana de mi onceavo cumpleaños recuerdo que unos hombres tocaron la puerta muy fuerte, mi padre Erick se levantó y abrió.
-¿Ya tienen el dinero?- preguntó un hombre de al menos uno 40 años, con traje desalineado y una cicatriz de cuchillo en la ceja izquierda-les he dado el tiempo suficiente para que lo juntaran, así que no quiero excusas, en una de esas nos venimos cobrando con su querido hijito- desvío su mirada a dónde me encontraba y sólo me encogí.
-N-nos hace falta muy poco, p-por favor denos más tiem...
No dejó que terminará la frase y jaló de su playera para acercarlo a él.
- Escúchame bien, maldito hijo de puta, te he dado los días suficientes, incluso fuí bueno contigo y tú estúpida familia, quiero ese dinero en menos de 24 horas en la palma de mi mano, de lo contrario, estarás viudo y sin un hijo- mi madre Salma me abrazó y yo escondí mi rostro en su pecho, nunca había sentido tanto miedo-por cierto, deja de tartamudear, pareces enfermo mental, carajo- soltó de su playera, desvío su mirada a dónde nos encontrábamos mi madre Salma y yo, poco después se marchó con sus hombres.
Después de eso mi padre Erick tuvo que pedir un préstamo en su trabajo y gracias a unos familiares cercanos, se pudo juntar lo restante.
Esa misma noche el dinero ya estaba listo, así que llamaron al hombre y en media hora ya se encontraba en la puerta de la casa.
-Está completo, bien- alzó su mirada e hizo entrega del dinero a los otros que venían con él-ya podemos estar en paz- dijo mientras se levantaba y sacaba un cigarro para llevárselo a la boca y encenderlo.
Por supuesto- dijo mi padre Erick con algo de temblor en su voz.
-Más les vale ser puntuales y así evitamos un funeral la próxima vez- inhaló del cigarro-¿De acuerdo?- expulsó el humo por las fosas nasales.
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Mi infancia no fue nada agradable, sufría bullying constantemente a las escuelas que asistía, sólo por ser adoptado. Mis padres adoptivos no tenían el dinero suficiente para pagarme una carrera, cada vez más tenían deudas por apostar. Tomaban cada tanto y desquitaban su ira en mí, los golpes empezaron cuando cumplí 15 años de edad; así que si creía que mi infancia fue dura, la adolescencia fue aún peor. Me hallaba al borde del abismo todos los días, por eso cuando cumplí la mayoría de edad, decidí salir de ahí, dejé una nota y me marché.
