✦My Little Obsession ✦ | DRABBLES

❥ 7 | Malleus Draconia ☾

La princesa heredera era joven, muy joven.

Pero ese era solo el comienzo. También era una humana sin magia que, según muchas fuentes, provenía de un mundo desconocido.

El día que el príncipe la trajo, el palacio sufrió un caos silencioso. Nadie era lo suficientemente valiente como para enfrentar a uno de los seres más poderosos de Twisted Wonderland por traer a una niña humana de cuna humilde a desempeñar el papel de reina.

Sin embargo, el príncipe que perdió a sus padres desde antes de eclosionar de su huevo era profundamente amado por la emperatriz madre. Su aprobación fue más que suficiente para que la humana sea tratada como lo que ahora era: la futura monarca de Briar Valley. Más, eso no significaba que sería aceptada.

Yuu no era una belleza inmaculada como la mayoría de hadas. Tenía una apariencia bastante común, no desagradable pero tampoco destacable. El día que llegó al palacio, fue a brazos de su "amado", vistiendo el uniforme masculino de Night Raven College, bajo un profundo hechizo de sueño.

A nadie realmente le sorprendía saber que había sido traído a Briar Valley en contra de su voluntad, no es como si las hadas se caracterizarán por intentar comprender la moral humana. Su compromiso fue más una condena a permanecer encerrada por el resto de su existencia en el frío castillo Draconico.

El príncipe Malleus Draconia era un amante muy celoso. Sólo permitía que un pequeño puñado de personas se acercarán a la futura reina. Entre ellas, yo, una sirvienta que por haber tenido un historial de tratar con humanos se me concedió el papel de dama de compañía. Más, mi trabajo no era muy diferente al de un guardia que vigilaba atentamente a un prisionero.

Los primeros años fueron los más duros, cuando la joven reina se negaba a aceptar su nueva vida, y rechazaba constantemente al príncipe. Los nobles la llamaban patética y los sirvientes se burlaban de ella. No pasó demasiado hasta que algo dentro de esa pequeña y frágil mente humana se quebró.

-Dale un baño y atiende sus heridas. -Era la orden más común que recibía cuando el ahora rey fae pasaba la noche con su esposa.

Mientras él abandonaba la habitación vistiendo una fina bata de dormir, luciendo el tono marfil de su piel, con nada más que el rostro ligeramente sonrojado... mi señora aguardaba terriblemente maltratada entre las sábanas, con la evidencia de una noche desenfrenada grabada en cada pequeño rincón de su frágil cuerpo. Tan posesivos y salvajes como lo son los Draconias, no era una sorpresa que sus parejas siempre terminarán con muestras demasiado graves de su afecto.

-Mi señora, es hora de levantarse.

El no llorar, reír, hablar, ni mucho menos sonreír era su nueva forma de protesta. El silencio, convertirse en nada más que una muñeca fueron las consecuencias de haber sido robada por el gran y temido rey hada. Su cuerpo se apoyó sin vida sobre mi, en silencio. Si las marcas de besos y mordidas dolían nunca me lo hizo saber.

Había oído del general Lilia Vanrougue que ella no siempre fue así. Hace varios años resultaba una muchacha simpática y risueña, pero ya no quedaba nada de eso en la mujer de ojos hundidos y expresión miserable a mi cuidado.

Sólo podía lamentarme en silencio por ella... Su único consuelo sería la muerte.

Pero ni eso era algo que su feroz amante le iba a conceder.