EL CRIMEN INOLVIDABLE

CAPITULO 3

-JUEVEZ 1 DE ENERO DE 1942

Tras varios meses Eva, sus hijas y los miles de judíos que vivían en Terezìn habían sufrido un sinfín de brutalidades. Del total de judíos que habían llegado a Terezìn solo sobrevivían la mitad, pero seguían llegando otros miles. Helena, Liessel y Annie estaban ya muy delgadas, Eva al igual que sus hijas había perdido peso y se encontraba más enferma que nunca. Las personas en ese guetto sufrían interminablemente, por los trabajos forzados y por la frustración de no poder terminar con las injusticias diarias.

-VIERNES 2 DE ENERO DE 1942

Apenas al amanecer un grupo de soldados había sacado a todas las personas del cuarto donde se encontraban Eva y sus hijas. Todos gritaban asustados y los soldados los golpeaban sin piedad.

-¡Levántense ya, les llegó la hora!-dijo uno de los soldados.

Nadie comprendía que sucedía, temerosos se pusieron en fila y siguieron a los soldados. Después de caminar un largo tramo llegaron a una de las salidas del ghetto, los soldados separaron a las personas en dos grupos, en uno de los grupos se encontraba Eva con otras mujeres y ancianos y en el otro grupo sus tres hijas Helena, Liessel y Annie junto con otros jóvenes. Annie no dejaba de gritar asustada al no saber que le pasaría a su madre, al ver esto Eva no lo dudo y corrió a lado de su hija pero uno de los soldados le disparo de inmediato. Liessel y Helena quedaron paralizadas mientras Annie lloraba al ver a su madre caer lentamente muerta al suelo.

El mismo soldado levanto de nuevo su arma, esta vez apuntaba a Annie. Pronto otro soldado bajo el arma de su compañero y le dijo.-No lo hagas, ya mataste a su madre. Pero el soldado le respondió furioso.- ¡Cabo Höss!, no me digas que hacer, o es que ahora quieres tanto a los judíos. El soldado Rudolf Höss quien había sido en sus primeros años de militar un desalmado asesino de judíos le respondió serenamente.-Me parece que no deberías gastar una bala en esa niña, tal vez la necesitaras. Sin decir nada más el soldado Höss y su compañero August Becker dirigieron a los grupos hasta un puesto de vigilancia. Todos se miraron mutuamente confundidos hasta que el soldado gritó.-Todos los jóvenes serán enviados a , los ancianos y los enfermos serán enviados a Auschwitz. Aunque la mayoría de las personas no lo sabían en ese momento, el ir a esos campos sería probablemente su fin.

-SABADO 3 DE ENERO DE 1942

Helena, Liessel, Annie y otros jóvenes fueron dirigidos hasta la salida donde se encontraba el tren que los llevaría a , un campo de trabajo muy estricto y cruel.

Al saber a dónde llevarían a las niñas el soldado Höss no pudo permitirse no hacer nada y fue a buscarlas. Pronto llego hasta donde se encontraban y silenciosamente se acercó a ellas.

-No le haré daño niñas, vengan conmigo las sacare de aquí.

Al principio, un poco asustadas las niñas dudaban de las palabras del soldado pero al final decidieron seguirlo.

El soldado Höss condujo a las niñas hasta una de las fronteras del ghetto donde se encontraba una pequeña abertura, al asegurarse que no había nadie cerca el soldado miro a las niñas y les dijo.-Es hora de que salgan de aquí, tengan cuidado con las minas y llegaran a salvo al pueblo cercano.

Las niñas no podían creer que un soldado nazi estuviera ayudándolas a escapar. Estuvieron a punto de escapar ese día hasta que llego el soldado Becker.

-Que es lo que hacen aquí mocosas-dijo furioso Becker

El soldado Höss trato de eludirse con una excusa pero no pudo, Becker lo miró, sabía que planeaba salvar a las niñas pero en vez de asesinarlas les dio un castigo peor, decidió enviarlas al campo de exterminio de Auschwitz.