Más.

92 5 0
                                    

Me encantaba contar los lunares de tu espalda desnuda mientras tu cerrabas los ojos y disfrutabas el helado tacto de mis dedos. Sentía que podía pasar toda una eternidad así; sintiendo como tu piel se erizaba y tu respiración se aceleraba.

Nunca pude añorar nada más que hablar contigo,
nada más que tus manos acariciando mis piernas,
y tus suspiros con aires de grandeza.
Tu.
El chico de los ojos verdes que parece que nada le importa, el chico que se puede fumar una cajetilla entera mientras te cuenta todo y nada a la vez.
El chico que te hace sentir la persona más importante del mundo, pero que horas después no te querrá ni ver la sombra.
Tu. Así eras.
Tan misterioso, tan lindo y desgarrador.
Tu sólo querías más y más,
aún cuando sabias que más era mucho y yo no podía dar mucho,
porque mucho era lo que ya dolía
y las consecuencias que vendrían.

NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora