Sacrificios

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La ventana del avión estaba
tintada de colores naranjas y rojizos, el mar reflejado con el cielo tenía
un color espectacular.

Solo pensaba en una cosa, mi familia. Después de 3 años lejos de ellos,
lo que más anhelaba era abrazarlos y
tenerlos junto a mí.

A los 22 años me fui de casa
buscando un sueño, ser modelo, y aunque tenia una carrera en
control de empresas lo que más quería era ser modedo o actriz.

Bien sabemos cuál fue mi futuro, al ser una novata sin experiencia en ese medio era obvió que solo sería un fantasma.
Logré salir en 3 revistas, y ser un extra en una serie muy famosa.

Y aunque mis padres me ofrecían su apoyo incondicional al tener alto
nivel quería hacerlo sola. Tenía que.

Perdida en mis pensamientos escuche decir que podíamos bajar. Estaba mareada, hace años no viajaba en
avión.

Después de desbordar, le llamé a mi padre.

Papá, ¿dónde estás? Estoy esperándote, pero no te veo. Llevo una hora.

—Perdóname cariño, Sebastian fue por ti. Me salio un percance...

Al parecer, más importante
que tú hija. Está bien, no diré nada.

—Bueno, ¿Dónde está?

Después de unos 10 minutos aproximados vi a Sebastian.

—¡Sebastian, cuanto te extrañe! Tienes que platicarme sobre nana y tu hija, okay? –Comenté en después de abrazarlo.

—Señorita, que grande está. No sabe la falta que nos hizo en la casa. Días antes de su llegada, la señora Christine no paró de hablar de usted. –Comentó entre risas.

Extrañaba a todos, Sebastian es
un señor cómo de 45 años que toda la vida ha trabajado con mis papás.
Su hija y su esposa han sido mi segunda familia.

[Horas después]

Llegué a casa, Sebastian se fue a guardar el carro. Supongo no hay nadie.

Subí los escalones y tomé el pomo
de la puerta, estaba todo apagado.
Al entrar coloqué mis maletas a un costado de la puerta.

Escuchaba susurros y risas. Sabía de los que se trataba y me limite a sonreír.

—¡Sorpresa! –Escuché a gente gritar en coro.

Para que después se tiren sobre mi a abrazarme. Así es, extrañaba a mi familia.

—Mi niña linda, cómo te vez de
grande princesa, no puedo creer que seas aquella mujer que cruzo esta puerta.

—¡Los extrañé tanto! Papá, pensé que no estarías, porque me habías dicho del percance.

—Sabes que nada más importante
que mi princesa, además, tu madre
me necesitaba para tu sorpresa.

—Mami, no sabes como te extrañe,
tengo que platicarte tantas
cosas! –Comenté emociona mientras la abrazaba.

—Y Daniel? –Inquiri dudosa.

—Está trabajando, y ya vez mi niña, Dani es así. No tiene
tiempo, ya sabes como es tu hermano con el trabajo.

<<No tiene tiempo de recibir a su hermana menor eh?>>

—Hija tenemos que hablar, después regresas a saludar. Es algo muy
importante.

<<Se a donde va la cosa, mis padres querían que regrese por problemas económicos>>

El Magnate Millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora