El Magnate Millonario

Lorenzo

Caminé a toda prisa, caminé más rápido para llegar a tiempo.

—¿Dónde estaba Alice? Le dije que la necesitaba y se va. Y por qué tiene eso?–Se refería a el saco, supongo.

—Con su hermano. –Sinceree —Me lo dio su hermano ya que tuve un problema.

—Cómo sea. Dese prisa. –Comentó mientras caminaba a pasos firmes hacia dentro de la casa.

<<Cimi sia disi prisi>>

Lo que tiene de guapo lo tiene de insoportable, cómo me gustan, estúpidos.

Una vez entramos visualice que la señora Annika no estába. Sonreí mentalmente.

—Cerré el contrato. La próxima semana viajaremos a New York. Así que prepárate mentalmente. –Comentó mientras observaba unos tipos uniformados.

Se veía muy bien debo decir, tenía el pelo peinado, un traje negro y una copa de champagne en su mano.

Solo observaba la delicadeza al tomar la copa. Dos de sus dedos sostenían un poco más arriba de la base de la copa y se lo llevaba a la boca mientras observaba hacia un grupo de inversionistas.

Se acercó un señor cómo de 50 años, canoso, en traje y con barba tintada de blanco y negro.

—Erick, director de la empresa Carvajal.–Comenté en un susurró.

Alejandro asintió.

—Un gusto tenerlo acá con nosotros, Alejandro. Me hubiera gustado cerrar éste contrato desde antes.

—Lo mismo digo, pero ya vez, las mejores cosas siempre son de último.–Dijo Alejandro mientras mantenía la misma cara seria que lo caracteriza.

—Veo que no vienes solo, a que se debe este gusto?

—Es mi secretaria, es nueva por lo que tenía que enseñarle las cosas.

Yo por mi parte solo sonreía mientras escuchaba atentamente.

Vi que se acercaba Lorenzo hacia nosotros, le sonreí.

—Alejandro, llamó papá. Necesita verte.–Hizo una pausa y siguió al ver a Erick. –Buenas noches.

—Buenas noches. Iré por algo de tomar. –Dijo Erick al verlos hablar.

—Bueno, dile a papá que ahora no puedo. Iré después de terminar. Solo salúdare a los inversionistas y nos iremos.

Comentó mientras tomaba mi muñeca y me jalaba.

Mi corazón latía como nunca, mis manos sudaban estaba segura de que él notó mi nerviosismo pero no me soltó hasta que llegamos a los demás inversionistas.

—Fue un gusto poder saludarlos, pero tenemos problemas familiares, y tenemos que irnos. Mi hermano Lorenzo se quedará.

—Es una lastima Alejandro. Pero entendemos, estamos muy interesados en la propuesta tuya. Te parece reunirnos el miércoles? –Comentó un señor cómo de 42 años.

<<Ernesto, representante de Empresa Montalbo>> Recordó mi mente.

—Está bien, usted no tiene ningún compromiso. –Susurre sin que nadie me escuche.

—Me parece perfecto, mi secretaria les hará saber el horario. Pasen buenas noches.

Comentó Alejandro mientras me tomaba de nuevo de la muñeca y me jalaba.

—Iremos a casa de mis padres, luego te llevare a ti. –Comentó mientras caminaba hacia el aparcamiento.

<<Claro que quiero señor, muy amable en preguntar>>