Aroma

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Cuando era un dios relativamente joven a Hades le gustaba pasear por el mundo humano, estaba curioso de ver la vida siendo un dios más apegado a la muerte.

Recuerda vagamente que al pasar por los países asiáticos un aroma logró capturar su atención, un dulce aroma a melocotón que le encantó. Le pareció extraño, pues Hades nunca fue fanático de los olores dulces, aún así siguió sus instintos y éstos lo llevaron a un palacio gigantesco digno de un rey.

Entró al palacio con facilidad, era un dios después de todo, y entre los pasillos gigantes pudo reconocer a un hombre de vestiduras elegantes, una venda en los ojos y un cuerpo deseable. El alfa del albino rugió por aquel omega de presencia intimidante para cualquiera menos para él, sin embargo no pudo quedarse más tiempo, puesto que si el humano notaba su presencia estaría cambiando el curso de la historia y tendría problemas con el panteón asiatico.

Sin realmente quererlo se fue de aquel palacio ignorando que el omega notó su presencia entre los pasillos de su hogar y curioso buscó al alfa por todo el lugar sin encontrar nada más que un ligero olor a granada.

Y mientras el rey del Inframundo comía deliciosos duraznos recordando a aquel omega de vestiduras finas, el emperador Qin Shi Huang buscó por todo su reino aquel olor a granadas sin resultados.

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Ahora, siglos después, puestos uno frente a otro como enemigos dentro de aquel combate entre dioses y humanos aquel aroma volvió a envolverlos como un recordatorio de lo que añoraron.

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Omegacember 2023 HaQinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora