✧ : capítulo siete

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Hace días había comenzado a tener dolores de cabeza absurdamente insoportables, como si algo estuviera apretando su cráneo desde adentro

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Hace días había comenzado a tener dolores de cabeza absurdamente insoportables, como si algo estuviera apretando su cráneo desde adentro. No era constante, pero cuando aparecían, lo hacían con una intensidad que lo dejaba sin aliento.

Harry intentaba concentrarse en lo que el profesor decía, pero las palabras parecían un eco distante, mezclándose con el zumbido sordo que resonaba en sus oídos.

Llevaba cuarenta y cinco minutos sosteniéndose las sienes, con los codos apoyados sobre el escritorio, esperando que el dolor disminuyera.

No lo hace.

Cuando la campana finalmente suena, Harry se levanta lentamente, recogiendo sus cosas con movimientos torpes. Sentía el suelo ligeramente inestable bajo sus pies, pero lo ignora. No quería quedarse más tiempo del necesario.

El aire frío de la tarde le golpea el rostro al salir del edificio. Inspira profundamente, cerrando los ojos un segundo mientras el viento aliviaba ligeramente la sensación de calor en su cabeza. Comienza a caminar hacia su casa, con pasos mecánicos y el sonido del tráfico como único acompañante.

A cada paso, el dolor parecía pulsar más fuerte, irradiándose por su cuello y detrás de sus ojos. Harry aprieta la mandíbula, decidido a ignorarlo. Solo necesitaba llegar a casa, acostarse un rato, dormir un poco.

Eso tenía que ayudar, ¿no?

El sonido insistente del teléfono lo saca de sus pensamientos, y Harry se detiene a regañadientes en medio de la acera. Empuja su mochila hasta apoyarla contra su abdomen, abre el cierre pequeño y mete la mano a tientas hasta dar con el aparato. Sin mirar el nombre en la pantalla, responde rápidamente mientras cerraba de nuevo la mochila y se la acomodaba en el hombro.

—Ya voy a casa, mamá —murmura, reanudando su paso.

Del otro lado, una risa baja lo hizo detenerse en seco.

Bueno, es oficial. Me he convertido en la madre de Harry Styles. Un honor.

Harry siente el color subirle al rostro al instante.

—¡Louis! —dice apresurado, tropezando con sus palabras—. Perdón, no vi el número... Pensé que eras... Bueno, olvídalo.

Louis suelta otra risa, más suave esta vez, aunque la burla seguía ahí.

No puedo creer que confundas mi voz con la de tu mamá. Aunque, pensándolo bien, ¿qué tan maternal me oigo? ¿Debería empezar a preocuparme?

—¡Cállate! —Harry espeta, apretando el teléfono con fuerza. Podía imaginarse perfectamente la sonrisa satisfecha del cantante, y eso solo lo hacía sentirse peor.

Vale, vale, me callo —responde, aunque el tono en su voz delataba lo contrario—. ¿Pero qué haces fuera? ¿No deberías estar en clase?

eye on the crowd  ꒰  larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora