Mingyu % ＃SHOTS . . . 💭

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La noche caía lentamente sobre la ciudad, teñiendo el cielo de tonos morados y naranjas que se reflejaban en las cristalinas ventanas de los rascacielos. En un rincón discreto de la ciudad, Mingyu y tú se encontraban en una cafetería íntima, iluminada por una tenue luz que destacaba sus rostros mientras compartían secretos bajo el murmullo suave de la música .

- Soyeon, hay algo mágico en las noches como esta, ¿no crees?

- Sí, algo que solo se puede capturar cuando estás con la persona adecuada.

El murmullo de la ciudad se desvanecía mientras sus ojos se encontraban, creando un silencio cómplice entre ustedes. Mingyu se sumergía en sus pensamientos, dejando que sus palabras fluyeran como notas de una melodía apasionada.

- Cuando estoy contigo, cada momento se convierte en una canción. Una canción que resuena en mi corazón, enredándose con cada latido. - Susurra Mingyu.

Acaricias suavemente su mano. - Eres como la letra perfecta, Mingyu. Cada palabra tuya pinta paisajes en mi mente.

Sus miradas se sostenían, como dos almas que se entendían sin necesidad de palabras.

- Soyeon, cada día contigo es una sinfonía. Tu risa es la melodía alegre que ilumina incluso los días más grises. Pero también hay notas más profundas, momentos de silencio que hablan de una conexión que va más allá de las palabras. Me pregunto si sientes lo mismo.

- Mingyu, ¿alguna vez te has preguntado qué sería de nosotros en otro tiempo y lugar?

- A veces me pregunto si estamos destinados a encontrarnos una y otra vez, como dos estrellas que comparten el mismo cielo. - Mingyu te mira fijamente.

Suspiras. - Pero aquí estamos, en este momento, compartiendo nuestras historias, nuestros sueños.

- Y este momento es nuestro. Aunque el tiempo avance, quiero que este capítulo entre nosotros continúe.

La noche avanzaba, y los dos amantes se sumergían en su propio mundo de confesiones y promesas, donde las palabras se convertían en versos y sus miradas narraban historias más profundas que cualquier poema. El café se enfriaba, pero sus corazones ardían con la pasión de aquel capítulo que escribían juntos, enredados entre notas musicales y siluetas que se entrelazaban en la penumbra de la noche.