Zulema Zahir.

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Zulema miraba a la pelirroja, exigiendo respuestas.

—Sabes que no puedo quedarme, hay otra que está esperando por mi. —Susurra sin mirarla a los ojos, la pelirroja levantándose del lecho de la mora, queriendo huir de las preguntas y cuestionarios.

Se pone su camisa amarilla sin abotonarse  los botones junto con la camiseta blanco por abajo, y el pantalón con rapidez, levantándose de la cama y cuando iba a salir solamente siente un gran agarre en su brazo, uno que casi duele, casi.

—¡Joder, puta pelirroja! Dime que coño estas jugando, viniendo aquí a estar conmigo con tu propio pie para después irte a volver a dormir con ella como si no hubiera pasado nada. —La mora, que se encontraba iracunda, sin embargo, cuando un pensamiento cruza su cabeza, cambia su cara a una de lo más perversa y continua.—¿Tú crees que ella no lo sabe? ¿Tu crees que ella no sabe que mientras folláis, piensas en mi?

Iris, una bella inglesa ingresada en cruz del norte desde hacía 6 años por varios delitos, se suelta del agarre de Zulema y le agarra de la cara, exactamente en sus cachetes, apretando para después estamparla contra la pared detrás de ella. Por suerte sus compañeras de celda estaban en el quinto sueño, ya que quedaba pocas horas para que sonara la alarma.

—¡Zulema, calma! —dice en un grito-susurro, mirándola con la misma rabia que la mora expresaba anteriormente. —Si te hubiese conocido antes... antes que ella, tal vez hubiéramos sido algo más, ¿pero a quien intento engañar? Para ti solo soy un capricho, uno que solo tienes a la mitad. Lo más importante para ti es tu libertad y tu vida. Y no nos olvidemos de tu noviecito, así que no me reclames nada. No tienes derecho.

La inglesa, que con rabia y rudeza suelta la cara de la mora, alejándose un par de centímetros, ya que el fuego entre ellas las podría consumir, e Iris, no quería volver a caer.

Al menos no ahora, ese pensamiento cruzó su cabeza.

Zulema, se quedó mirando las orbes castañas de la pelirroja sin decir nada, solo pensando; pensando en todo y en cada detalle, en cómo lo que se suponía que era un momento de pasión, se convirtió en varios; hasta casi hacerle perder la cabeza. Pero la pelirroja tenía razón, ella no estaba puesta para amores, para ella solo era la libertad, nada más.

—Bien, tienes razón, eras solo un capricho que no pude conseguir del todo; eso que dijiste de que mi libertad; es más importante... —Corta sus propias palabras en una pequeña risa, que no sentía, no sabía que sentir la mora, pero debía cortar esa "relación" que la hacia nublar el juicio. Pero sabía que se arrepentiría de las siguientes palabras. —Tienes la razón completamente; mi libertad es primero y tú... eras solo un juego que quise llevar a mi cama y hacer que se enamore de mi. Admito que no salió como quise, pero está bien, siempre hay que admitir la derrota.

La mora suelta un par de aplausos; y después hace una pequeña reverencia ante la pelirroja que estaba en un estado de enajenación; aunque ella bien sabía todo lo que la pelinegra decía, su instinto no se lo dejo de recordar desde que probó los labios de la mora por primera vez; pero tenía que admitir que había caído rendida ante los pies de la egipcia, lo que provocó que un pinchazo en su corazón le doliese tanto como para aguantar la respiración.

—Bien... está bien; ya quedo claro. No me busques más Zahir, o lamentarás haberme conocido, puto elfo del infierno.

Masculla Iris, dándole una pequeña repasada a la mora con sus ojos llenos de furia y dolor, aunque quería esconder lo que escondía; ella siempre fue una persona que demostraba lo que sentía inconscientemente, su rostro era el reflejo de sus sentimientos.

Pone sus manos en sus bolsillos y sale de ahí, sin dedicarle mucho una segunda mirada a la mora, no la merecía. Pensó con amargura.

Zulema, que al ver que la pelirroja se iba, espero un par de segundos para salir atrás suya y mirar por el pasillo como su figura desaparecía entre las sombras de lo que todavía era la noche.

Había hecho lo correcto.

Se intento convencer, pero ella sabía que no era así. Suspiro, y volvió a tumbarse en su cama; con los recuerdos de como hace un par de horas tenía a la pelirroja encima suyo, y como se sentía el calor de su cuerpo. Ahora ya no tendría nada de eso.

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BUEEEENASSSS, ¿que tal estamos? ¿Que tal vamos de amores? Cuenten chisme.

Por cierto, me inspire en la canción que puse; pero creo que se me salió de las manos. 🫣

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2023 ⏰

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