5. ¿CONTENTO?

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TAEHYUNG

Cada día que pasaba el dolor se intensificaba, me era aún más difícil el poder soportarlo. No podía vivir dejando las cosas así, viéndolo cada vez más sumido en la depresión. Obviamente deseaba retomar nuestra relación porque lo amo, más que a nada en el mundo, pero lo primero es y seguirá siendo su bienestar.

Si para eso debo olvidarme de un «nosotros», estaría dispuesto a hacerlo con tal de verlo bien, saludable, como antes de todo este infierno. Y fue por ello que decidí no rendirme.

A pesar de todos sus intentos por alejarme, seguía buscándolo incansablemente. Pensaba una y otra vez en una manera de cambiar las cosas, de hacerle ver que está desperdiciando sus energías en la opción equivocada. El quedarse callado e indiferente a esto, solo le da la razón a su padre, y eso es lo que menos debemos hacer.

Lo llamaba todos los días, le mandaba mensajes, trataba de buscarlo en la universidad e incluso hablaba con su madre en un intento desesperado por llamar su atención, pero nada de eso funcionaba. Así que, después de casi un mes en esa situación, decidí ir a su casa. Se que podía ser arriesgado, y posiblemente solo logre que se moleste conmigo, pero no veía otra forma. Aproveché un miércoles en el cual, por cuestiones de fanatismo deportivo, se había declarado tarde cívica en colegios y universidades. En esas circunstancias, él estaría en casa y su padre trabajando.

Antes de ir a su casa, llegué al supermercado más cercano y compré algunas cosas, sus dulces favoritos: algunas galletas de chocolate, helado de vainilla y mantequilla de maní. No era algo del todo saludable, pero por lo menos era algo que posiblemente no rechazaría al comer. Compré para mí también, pero los nervios me revolvían el estómago. Nervios de querer verlo, después de todo este tiempo era lo que más quería, besarlo sería un milagro por el cual rezaría fervientemente.

—Buenas tardes, señora Minhye —saludé cortésmente—. ¿Está Jungkook?

—Hola, cariño —me contestó con una sonrisa triste—, por supuesto, sigue.

Entré con pasos temerosos esperando no haberme equivocado, pero la mirada tranquila de su madre me indicaba que todo estaba en orden, o eso aparentaba ser.

—Está arriba, en su habitación —añadió.

—Gracias —dije—, y esto es para usted.

Le entregué un ponqué de vainilla, era mejor obsequiarlo que dejarlo perder.

—Gracias, eres muy lindo —sonrió—. ¿Me haces un favor?

—El que quiera.

—Devuélveme a mi hijo, por favor —suplicó con voz quebrada—, detesto verlo así, solo quiero que sea él mismo otra vez, así tenga que sacar a ese monstruo de nuestras vidas. Pero quiero a mi niño de regreso.

—No se preocupe, señora Minhye —la tomé de las manos—, haré todo lo posible por recuperarlo y no me rendiré hasta lograrlo.

—Gracias —sollozó, y se alejó limpiando las lágrimas furtivas.

Subí las escaleras despacio, sin hacer ninguna clase de ruido que alertara mi presencia. ¿Por qué? No tengo ni idea, tal vez quería darle una sorpresa, o evitar darle chance de esconderse de mí. No lo sé, solo sé que mi corazón latía tan rápido y fuerte que parecía querer salirse de mi pecho.

Llegué a su puerta, respiré profundo tomando valor y toqué dos veces.

—¿Qué pasa, mamá? —dijo con voz rasposa y cansada—, estoy algo ocupado.

No dije nada, el cambio de tono de su voz me era doloroso, y empezaba a temer que ese no fuese lo único que cambió.

—¡¿Mamá?! —volvió a interrogar, esta vez acercándose a la puerta.

(II) YO, SOY TUYO [Adaptación TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora