Diana
Me siento como si me hubieran dado una paliza. La cabeza no deja de latirme como si quisiera explotar. Abro lentamente los ojos y lo primero que veo es un techo blanco. Mi ceño se frunce en confusión.
El techo de mi habitación en casa de Noah no es blanco...
Mi corazón da un vuelco y empieza a latir desesperadamente.
No pude haber vuelto, no pude...
Me incorporo a gran velocidad, haciendo que me maree. Mi respiración empeora al ver los implementos de laboratorio que hay por todo el lugar. Empiezo a entrar en pánico, hasta que veo a alguien sentado a mi lado.
Noah duerme profundamente en una silla a mi lado. Su respiración acompasada y algunos mechones castaños le cubren la frente.
Hago el ademán de acercarme a él pero algo me pincha el brazo, haciéndome bajar la mirada. Me quito la intravenosa después de verificar que solo hay una bolsa vacía a mi lado, y me acerco a Noah. Le pincho la mejilla con un dedo y él se remueve un poco.
—Noah — le vuelvo a pinchar la mejilla.
Abre los ojos perezosamente, pero cuando me ve, los abre por completo y se endereza a toda velocidad.
—¡Despertaste! — sonrió ampliamente.
Sin darme tiempo a reaccionar, me envolvió en un fuerte abrazo, dejándome paralizada por unos instantes. Pestañeo varias veces, saliendo de la impresión, antes de devolverle el abrazo, sintiendo como el corazón me late con fuerza.
—¿Dónde estamos? — le pregunto al separarnos.
—Donde me pediste que te trajera.
La emoción me golpeó de repente.
—¿Estamos..?
Noah asintió, pero en sus ojos había... ¿Pena? ¿Por qué?
Escuché una puerta abrirse y volteé hacia unas escaleras que no había notado antes. Adara apareció en mi campo de visión en el mismo momento en el que yo lo hice en el suyo, y sus ojos se abrieron de par en par. Echó a correr y me abrazó sollozando, sin dejar de repetirme que no volviera a asustarla de esa manera.
Por encima de su hombro vi a un hombre de cabello castaño y ojos marrones, acercarse. Lo mire con precaución.
—Hola... — le echó una rápida mirada a Noah — Diana.
¿Quién era este?
Miré a Noah, quien al ver mi expresión, se posicionó a mi lado.
—¿Dónde está el Dr McCarty? — pregunto.
—Soy su hijo; Asher McCarty — ¿McCarty tenía un hijo? — Sé que debes estar un poco confundida y...
—¿Dónde está McCarty? — repito.
Asher sonrió con tristeza.
—Mi padre ya no está con nosotros, Diana.
—¿Qué quiere decir con...?
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Efecto Mariposa
Ficțiune științifico-fantasticăDiana ha estado toda su vida encerrada en un laboratorio; obligada a cumplir una rutina, la cual, tiene que seguir al pie de la letra. Ella sueña con que algún día pueda ser libre, y ver el mundo con sus propios ojos. Pero ¿Qué pasaría si esa oport...