Prólogo

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Pasaron dos meses desde que Argus despertó tras la tragedia del puerto. Como parte de su recuperación debía correr en la pista de atletismo a dos horas de su hogar. Llevaba una pantaloneta amarilla, una camisa blanca y el cabello largo amarrado en una coleta negra.

Tenía prohibido usar su técnica de propulsión o acelerar mucho con su habilidad normal. Era extraño, nunca había corrido por un propósito tan noble como recuperarse, de hecho, nunca creyó que su velocidad sirviera para algo distinto al combate.

Cuando Eve le mostró el lugar le contó sobre los deportistas, personas dedicadas a mejorar sus capacidades físicas por algo diferente al instinto de supervivencia.

Salió de sus cavilaciones. Sentada en las sillas de los espectadores, acompañada de su fiel perro, Tyson, luciendo un jean y una chaqueta negra, notó a Eve, observándole con sus ojos verdes mientras jugaba con su larga cabellera castaña.

* * *

La sala de juntas era relativamente pequeña, de paredes grises, sin ventanas y con una mesa circular marrón con cuatro sillas azules bien acolchadas. Debido a su nuevo miembro habían agregado una quinta silla blanca.

Eileen podía sentir el ambiente pesado. Ryan, acomodado a su izquierda, tenía enormes ojeras, delatando su falta de sueño. Jack, a su derecha, con su holgada vestimenta negra, miraba al vacío en silencio.

Las puertas se abrieron para dar paso a Eve, Argus y Tyson. Sus dos compañeros tomaron lugar en las sillas restantes, mientras que el animal se sentó al pie de su dueña, batiendo la cola como siempre.

—Ahora que estamos todos —Ryan se puso de pie, colocando las manos sobre la mesa para no caerse—, podemos dar inicio. Normalmente las invasiones a Inaet no requieren de una reunión, pero esta vez es distinto.

» Con el incidente del puerto es claro que Inaet está cada vez más decidido a tomar acción, por lo que debemos apurarnos para dar un golpe real. Con eso en mente se hace necesario tener más información militar sobre ellos.

—Ya hemos robado información antes —Repuso Eve—, ¿qué es lo diferente ahora?

—La fuente —Respondió el científico—. La información que necesitamos no está en una computadora, únicamente la tienen dos personas: Mi hermano y Myriam Elseen, directora de Avalon.

—¿Quieres secuestrar a Myriam? —Intervino. Comprendió la actitud tan rara de Ryan y Jack—. Avalon no es solo una escuela, es la ciudad más protegida aparte de la capital.

Argus escuchaba atentamente la discusión. Avalon, ubicada en la ciudad del mismo nombre, era la escuela más estricta de todo Inaet, conocida por dar personal altamente capacitado y eficaz para cualquier labor...y jamás cuestionar los problemas a su alrededor.

Tenía conocimiento que su directora estaba estrechamente relacionada con la milicia, pero estaba de acuerdo en que secuestrarla era una locura.

—Eileen, podemos hacerlo —Repuso el erudito sin mucha emoción—. Es nuestra única oportunidad.

Una pantalla holográfica azul de cuatro caras se proyectó en el centro de la mesa. Eran imágenes e información de un hombre joven.

—En un mes van a trasladar a Zen Illinois, estudiante de honor en Regent. Myriam planea usarlo como ejemplo a seguir para sus estudiantes, pero nosotros podemos reemplazar a Zen con alguien más.

—La tecnología de camuflaje... —Musitó Jack, quien no había dado señales de prestar atención hasta entonces—. Es cierto que puedes engañar incluso a una observadora tan habilidosa como Myriam, ¿pero ¿quién sería capaz de realizar la misión?

Hubo un silencio extraño.

—Lo ideal... —Vaciló Ryan—. Lo ideal sería un velocista.

—Me niego —El espadachín se puso de pie y salió dando un portazo.

Ryan cayó en su asiento, suspirando sonoramente mientras se agarraba el rostro con las manos.

—Ryan —Intervino la cantante—. Si consideras que es necesario, me ofrezco para...

—¡No! No...lo siento. Tiene que ser un hombre, como dijo Jack, Myriam es una gran observadora, sería muy riesgoso usar a una mujer.

Argus notó la tímida mirada del científico. Seguía recuperándose, propiamente como velocista se encontraba muy limitado.

—Por favor —Le imploró Ryan—, sé que puedes hacerlo. No van a haber muertes, no tiene que haberlas. Aparte de Jack eres el único tan veloz como para escapar con Myriam.

Quería redimirse, quería hacer algo para compensar la muerte de Sergei e Irina. Debía hacerlo, incluso si su cuerpo pedía a gritos que siguiera descansando. Eileen le miró con aprobación, aunque Eve se veía preocupada.

—Lo haré, traeré a Myriam.

—Gracias. Te enviaré la información necesaria mañana, por ahora necesito que conozcas a alguien.

Las mujeres en la sala se miraron entre sí, confundidas.

—No fue idea mía, Gill dijo que quería verlo.

Quedaron en silencio. Argus parecía ser el único que no entendía la situación.

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