Capítulo 7: El fin justifica los medios

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Eileen caminó rápidamente por los pasillos del centro de mando. Ryan nunca la llamaba con tanta urgencia, ¿qué habría podido ocurrir?

Abrió la puerta de la sala de juntas y entró con afán, quedándose helada ante la situación.

Eve estaba sentada en la silla más alejada del umbral, seria, jugueteando con su cabello suelto. Miró a la derecha, encontrando a Ryan de pie en una esquina, cabizbajo, en completo silencio.

—No respondiste mis llamadas Eileen —Dijo la cantante—, creí que deseabas seguir hablando.

—Estuve muy ocupada —Mintió. Según el reporte del erudito, Argus había despertado habilidades más allá de un velocista y rastreador. Seguir hablando con Eve era riesgoso.

—El trabajo te sale a conveniencia —La voz de su amiga resonó con agresividad en su cuerpo—. No importa, estás aquí y es lo importante.

—¿Necesitabas pedirme algo?

—No involucres más a Argus en esta guerra...ni a él, ni a mí.

—¿Cómo dices?

—Lo que escuchaste.

—Eve, Argus es la pieza clave para...

—Argus solo trata de vivir en paz. Ha tratado de no derramar más sangre, pero tanto el imperio como tú lo siguen empujando. Se acabó, Argus no es el salvador de nadie.

—¿Y si no lo hago?

Eve puso las manos sobre la mesa y se colocó de pie—. Voy a contarle que me ordenaste enamorarlo como un seguro en caso de no querer apoyar al CLI.

—No me amenaces, Eve. Si haces eso Argus no volverá a hablarte.

—Prefiero eso a cantarle día y noche mientras los médicos de turno le salvan la vida.

Contempló esos hermosos ojos verdes, refulgentes por la determinación. Era vieja, lo suficiente como para reconocer a las personas dispuestas a morir por sus principios.

—No puedo dejar a Argus a un lado, pero puedo mandarlo a misiones de extracción más sencillas.

—¿Extracciones?

—Así es. Gracias a la información que recopilamos con Myriam vamos a empezar los preparativos para el golpe final, y para ello debemos extraer a los infiltrados más vulnerables. Si tienen conocimientos extras sería agradable, pero lo importante es su seguridad.

—Pero Argus es un velocista.

—Estoy segura de que ahora puede ser una sombra decen... —Notó la sonrisa en su compañera, cayendo en cuenta de su error.

—Pareces muy tranquila sabiendo que Argus desarrolló más habilidades de golpe, como sí lo hubieras visto antes.

Se mantuvo en silencio.

—Apareces de la nada como nuestra líder, tienes varias habilidades, hablas del tiempo como si fueras una anciana y luego ese viejo en Speculo que te dirigía la palabra como si te conociera hace décadas... ¿Quién eres, Eileen?

Hacía mucho que las palabras no la herían tanto.

—No soy tu enemiga, Eve, de eso puedes estar segura.

* * *

Argus estaba en el puerto de la ciudad. Jamás había visto tanta actividad, por lo que se sentía abrumado.

Cubierto por su capa y con su reproductor de música en el bolsillo se despidió de Eve, subiendo a uno de los veinte navíos que iban a zarpar esa mañana. Estaba feliz de haber sido asignado a una extracción, pues no tendría que asesinar a nadie.

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