Capitulo 3

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Dedicatoria:
Feliz cumpleaños al lector más exigente que he conocido! KD
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Las cortinas se mecen de un lado a otro, y el viento que entra por las puertas de vidrio me enfría la piel. No logro conciliar el sueño, no se que haré en el hospital. Además, también está ahora Santiago, cuántas veces me ha observado sin darme cuenta. Una parte de mí siente curiosidad por saber qué lo impulsó a seguir observándome o acercarse en esta ocasión. Sin embargo, creo que debo evitar que se acerque más; cada uno debe seguir con su vida y evitar más problemas de los que ya tengo.
El despertador comienza a sonar, el sonido que llena la habitación es persistente, definitivamente deseo quedarme en la cama cerrar los ojos y que todo sea una pesadilla.
El día que me espera en el hospital simplemente esta acabando con mi mente sumando que el cansancio acumulado por las noches sin dormir me pesa y no es de mucha ayuda.
Respiro con resignación obligando a mi cuerpo a salir de la cama y enfrentar el día en el hospital, sabiendo que no puedo eludir mis responsabilidades. Aunque la tentación de quedarme en la cama persiste, la realidad del deber es más fuerte.

Mientras realizo la ronda de pacientes, descubro que el hombre atendido anoche está recuperándose favorablemente. Aunque mi mente se ve afectada por la fatiga, la obligación me impulsa a enfrentar el día.

Después de los deberes hospitalarios, camino hacia la cafetería. De repente, Sebastián toma mi brazo con cautela, como si el tiempo entre nosotros se disolviera, revelando un hombre distinto al de antaño.

—¿Puedo ayudarte en algo? —mi tono es brusco, la molestia aflora al confrontar su presencia, una interrupción en la vida que construí lejos de él, siento una necesidad de abrazarlo y sentir el latido de su corazón pero contradictoriamente también quiero que se aleje.

—Disculpa, solo quería compartir un café, mi departamento está cerca podemos tener una conversación como los viejos tiempos.

—¿Por qué? —mi interrogante es directo, exigiendo una explicación.

—Quisiera saber de ti.

—No es necesario. Somos colegas, y si necesitas ayuda laboral, estoy dispuesta.

Su insistencia en un café despierta una mezcla de emociones y contradicciones. A regañadientes, acepto, estableciendo límites claros en un lugar neutral.

—Dame tu número, enviaré la ubicación de una cafetería cercana.

—Isabella, no pienso secuestrarte, solo busco privacidad.

—No es por ti, simplemente necesito neutralidad.

La tensión en su mandíbula revela su decepción, pero estoy decidida a poner fin a esta conversación pendiente en términos equitativos.

Lo observo con demasiada atención su altura me sigue haciendo sentir demasiado pequeña, su uniforme se marca demasiado en sus brazos y espalda haciendo notar que realiza bastante ejercicio, su cabello oscuro ahora mas corto de lo normal y sus ojos claros siguen hablándome sin que diga una sola palabra, definitivamente Sebastián sigue siendo mi punto débil en muchos sentidos lo mejor es que acabe con esta conversación pendiente.

El día avanza, y la cita en la cafetería se aproxima. La tensión persiste en el aire mientras termino mis deberes en el hospital. A medida que me preparo para encontrarme con Sebastián, reflexiono sobre la complejidad de nuestra historia entrelazada.

Al llegar al lugar acordado, encuentro a Sebastián esperando. La atmósfera está cargada, y nuestras miradas se encuentran con una mezcla de nostalgia y reservas.

—Isabella, gracias por aceptar esto.

—No quiero malentendidos, Sebastián. Esta es solo una conversación.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2023 ⏰

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