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Sabo abrió los ojos con pesadez, cuando algo húmedo se deslizó en su frente, encontrándose con Law, quien solo volvió a acomodar el paño frío.

¿Qué hora es?

Ya pasa del mediodía, Sabo.

— ¿Qué?—, se sentó rápido y el paño cayó al colchón, Law lo volvió a levantar, mirando las mejillas y nariz sonrojadas del rubio—, ¿Mis padres?

— No te preocupes, tus padres ya se han ido y me dijeron que nunca te enfermas—, lo empujó de vuelta a la cama, puso el paño frío con cuidado, deslizando luego sus dedos por las mejillas suaves del adolescente—, aunque eso no se los pregunté, solo lo dijeron cuando les expliqué que no íbamos a ir al muelle está mañana. Lamento que no pudieras despedirte.

Está bien, es mejor asi—, llevó la mano al pañuelo, algo avergonzado. No es que quisiera verlos, pero quería asegurarse de que cumplirían su palabra.

— No parecen ser unos padres muy...—, ¿Estaría bien hablar mal de sus suegros? Law intentó buscar un adjetivo que no fuese peyorativo, pero no le agradaban.

Prefiero no hablar de eso—, esquivó la mirada ajena y se concentró en la mano de Law, era bonita y elegante, quizás por su profesión, pero a la vez era firme, se notaba que era fuerte, y no solo por lo que había visto en la noche, cuando le mostró su abdomen marcado, sino que era un hombre alto, con una complexión atlética, no exagerada, sino atractiva, perfecto equilibrio—, y en realidad no suelo enfermar, así que lamento darte molestias como esta, esposo.

— Cuidarte no es ninguna molestia, Sabo—, puso su mano sobre la ajena, sin evitar una leve sonrisa. Notó su asombro pero decidió no retroceder, solo dejo allí su mano, mirándose en el reflejo de sus ojos azules. El rubio pensó que lo había descubierto, pero se tranquilizó cuando esa pequeña sonrisa adornó aquel rostro tan serio—, por cierto, ¿Quieres que te pida algo especial para el almuerzo?

— No soy quisquilloso—. Law quitó su mano, aún sentado en la orilla de la cama, escuchando a Sabo—, lo que tú quieras almorzar está bien... aunque suelo comer mucho.

— Bueno, estás creciendo...—, soltó de la nada y Sabo le miró sorprendido, realmente no tenía tacto ni habilidades sociales, más allá de conversar con Cora-san, que en si parecían más bien monólogos donde respondía las cosas que él anotaba en la libreta.

Tampoco soy un niño—, Sabo se rió, al notar la vergüenza; en realidad, Law se veía mucho mejor cuando no se esforzaba por verse maduro o como lo que se esperaba de alguien con esa apariencia rebelde, con aretes dorados, barba y patillas largas, más los tatuajes, que  intimidaban un poco, pero en el fondo era torpe y algo nerd—. Aunque deberías estar contento, por poco y te hubiesen casado con mi hermano Stelly y el tiene catorce...

— ¿Ah?—, se rascó la nuca, intentando imaginar la situación y terminó por sacudir la cabeza, eso era aún mas complicado, además dudaba que el hermano adoptivo de Sabo fuese igual de lindo, porque no podía negarlo, el rubio era bastante atractivo, más cuando sonreía—, iré a la cocina... veré qué han preparado.

— Esposo—, le apretó la mano, al parecer Sabo no era tan distante con desconocidos—, me haría sentir mejor que te quedes aquí.

— ¿Podrías dirigirte a mi por mi nombre?—, interrumpió Law, el rubio le soltó rápido, pero al notar su silencio, se sentó otra vez en la cama—, cuando me llames...

Me cuesta mucho aprenderme los nombres, esposo—, le miró sin ocultar la vergüenza—, y si todos te llaman Law o...

— Mi apellido es Trafalgar.

— Pues eso, a me gustaría decirte de un modo especial.

— Sabo, yo no soy tan... cariñoso

— ¿Te parece bien si te digo Traffy, esposo? —, le ignoró.

Si eso quieres—. No tenía caso, volvió a acariciar su mejilla, midiendo la temperatura—. cuando te sientas mejor, te llevaré a conocer el campo de flores.

— Suena bien para nuestra primera cita...

El corazón de Law se sobresaltó, sin saber que responderle, pero fugazmente, casi sin permiso, no pudo evitar aquel pensamiento, tan simple y tan honesto: le gustaría ser la clase de hombre que hiciera feliz a Sabo.

"Zafiro" | OPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora