Ｍｉｒａｄａｓ

002

Emma

Terminamos de comer y para matar el tiempo fui con Mateo a mi habitación para ayudarle con los deberes de biología como dije, recién lo conozco y siento que lo conozco de toda la vida.

-Bien, empezamos con el ejercicio 3.- dije sacando los cuadernos y él los suyos.

-Alta paja Emma, hagamos la tarea más tarde.- dijo Mateo de mala gana.

-Si te digo que sí, ¿prometes que más tarde los harás?- pregunté y él asintió.

-¿Pinkie promes?- dije como si tuviera 3 años, él río negando la cabeza.

-Sí morocha.- respondió enlazando su dedo con él mío, sonreí y guardamos los cuadernos.

-Bien ¿que hacemos?- preguntó Mateo mirándome.

-¿Te gusta jugar fútbol?- pregunté

-Obvio ¿por?- dijo algo confuso.

-Entonces vayamos a jugar, esperame.

-¿Okey?- dijo igual de confuso.

Me fui a cambiar y me puse unos shorts de deporte negros y una camiseta de la selección argentina, recogí mi pelo en una coleta y fui a buscar mis zapatos de fútbol, amaba este deporte era muy fanática y como faltaban como 2h para que vinieran Santi y Cami decidí que podíamos jugar. Antes de volver fui a buscar ropa para él ya que iba con el uniforme y no era plan, le traje la ropa de benja, era lo mismo que lo que yo tenía puesto. Me dirigí a mi habitación con la ropa.

-Toma, ponte esto.- dije y él me miró de arriba hacia bajo.

-No me esperaba esto morocha, pero dale.- sonreí y él se fue a cambiar, cuando volvió le dije que me siguiera.

-¡¿Tienes una cancha de fútbol?!- preguntó con la boca abierta.

-No, es del vecino ¿vos qué crees?- él me miró y yo fui a por el balón para poder jugar.

-Bien ¿empezamos?- pregunté y él asintió.

-No seré muy duro, no te preocupes.- no sabes dónde te metes señorito palacios.

Empezamos a jugar luego de estirar un poco, empezó él dominando la pelota pero no paso mucho tiempo que se la quité bajando lo más rápido que pude hacía la portera, cuando iba a chutar me la sacó, fui detrás de él al darme cuenta pero ya era tarde, marcó el primer gol.

-Tendrías que ser más rápida amor.- dijo en un tono burlón tocándome la cara.

Volvimos y esta vez tenía yo la pelota, él atacaba muy bien, pero no conseguía quitármela, rápidamente marqué el primero. El partido prosiguió de esta manera durante las dos horas, íbamos 7 a 7, nos costó mucho a ambos ya que utilizábamos las mismas técnicas, haciendo casi imposible utilizar un factor sorpresa, esta era la última ronda, estaba muy igualado pero en un descuido de él aproveche para marcar el que seria el gol que me dió la victoria, empecé a saltar victoriosa.

-Tendrías que ser menos despistado, amor.- dije burlándome igual que él dos horas atrás.

-No había sudado tanto en mi vida wacho, lo admito, eres buena.- dijo bebiendo agua.