Capítulo 1

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El aeropuerto de Barcelona seguía tal cuál lo recordaba. 

La gente iba y venía por las diferentes terminales y yo solo pude observarla mientras esperaba a que mi maleta saliera por la cinta transportadora. Todos estaban enfrascados en algo: las madres vigilaban que sus hijos no se fueran demasiado lejos; los más jóvenes miraban a todas partes intentando no perderse; la mayoría de adolescentes estaban ensimismados con sus teléfonos sin hacer caso de lo que sus padres les decían... 

Yo simplemente estaba quieta, observando, esperando. 

La cinta comenzó a moverse sacando maletas. Mi tiempo sola se escurría entre mis dedos. 

Hacía cinco años, cuando recién había cumplido los catorce años, llamaron a mi madre para ascenderla en su puesto de trabajo. Toda la familia nos alegramos mucho por ella, y la alegría aumentó por mi parte al enterarme que ese ascenso conllevaba una mudanza. Una mudanza a otro país. Lejos del pequeño de los Ruíz y de todo lo que implicaba él en mi. La verdad es que no me costó nada dejar mi ciudad nativa y volar lejos. 

Los días en Canadá habían pasado rápido, y cuándo menos lo esperé celebramos el primer año en el país. Todo nos iba genial. Mi madre se adapto genial a su nuevo puesto de trabajo, mi padre consiguió un trabajo con un buen salario y yo seguí formándome y haciendo amigos. Los tres años llegaron enseguida y todo seguía igual. Mis padres realizaron algunos vuelos para pasar unos días aquí, en Barcelona, puesto que echaban mucho de menos a los Ruíz, sus mejores amigos desde que tengo uso de razón. Yo no viajé con ellos, antes me tiraba en paracaídas por el avión que volvía a Barcelona. 

Parecía que el destino se había reído de mi cuando cumplimos cinco años en Canadá. 

Un día una llamada trastocó mis planes de quedarme en aquel país. Una empresa de ropa muy importante y que había estallado a nivel internacional había contactado conmigo para que trabajara con ellos en el ámbito de las redes sociales y de la publicidad. Por un momento me alegré mucho por la gran oportunidad que se me había presentado, luego esos ánimos decayeron al darme cuenta que iba a tener que volver a Barcelona, y sí o sí me lo iba a encontrar. 

Lo hablé con mis padres, obviamente ellos me aconsejaron volver a Barcelona y tomar el puesto. Incluso se habían ofrecido a hablar con los Ruíz para que me dejaran quedarme con ellos. Obviamente me negué en redondo. Ya tenía suficiente con volver aquí como para vivir con ellos. 

Mis padres nunca entendieron porque me llevaba tan mal con el hijo mejor de sus mejores amigos. Pero era algo inexplicable. Era tan prepotente y orgulloso que durante toda nuestra infancia nos estuvimos rabiando el uno al otro. Era él la causa principal del porqué no quería ver a esa familia, ya que sus padres y el resto de hermanos siempre me habían caído bien, pero lo de ese niño era otro tema. 

Pero finalmente, muy a mi pesar tuve que poner los pies en la tierra y dejar de lado mi orgullo para aceptar el trabajo. Debía empezar a adquirir experiencia de trabajo si quería independizarme como tantos años atrás he estado soñando. 

Así que aquí estaba, un quince de agosto, en mitad del aeropuerto de Barcelona. Cinco años después de haber cortado relación con cualquier lazo que me atara a esta ciudad. 

Mi maleta salió por la cinta y me apresuré a cogerla. Suspiré una vez la tuve entre mis manos y comencé a caminar hacia la salida. Iba a paso lento, no quería enfrentarme a la ciudad que llevaba viendo desde que era pequeña, no quería pensar que había vuelto porque si no lo siguiente que haría sería coger un vuelo de vuelta a Canadá. 

Traspasé la puerta y vi gente sosteniendo carteles con diversos nombres. No me esforcé por buscar el mío, no había contratado ninguna compañía que me llevara a mi piso alquilado en Barcelona. Pero parece ser que el destino había decidido joderme desde el principio. 

Primeras veces - Fanfic con Eric RuízDonde viven las historias. Descúbrelo ahora