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Taehyung caminaba en silencio por la casa de Jungkook, mañana empezaría el celo del pelinegro así que decidió ir a su apartamento un día antes.
Eran las siete de la mañana del sábado y el alfa ya estaba completamente despierto. Solo Taehyung se despertaba a las seis de la mañana y estaba de buen humor un sábado.
Dejo su pequeña maleta de ropa en la habitación de invitados y fue hasta la habitación del menor, al entrar lo encontró dormido en su cama cubierto hasta el cuello.
Quien diría que esa cosita tan tierna le dio una patada en los huevos a un alfa que lo dejo sin aire...
Se acercó y se sentó al borde de la cama, empezó a acariciar el sedoso cabello del Omega mientras lo llamaba suavemente.
—Koo... Es hora de despertar —susurro dulcemente—Koo, tienes que terminar tus tareas —nada, el pelinegro no tenía intenciones de despertar—Jungkookie vamos... ¡Jeon Jungkook vago de mierda!
—¡Ah, ladrón! —grito dándole un puñetazo justo en la mandíbula.
—¡Oh, mierda, Jungkook! —grito colocando su mano sobre su mandíbula—¡Para ser un Omega tan delgado y pequeño tienes mano dura!
—¡Taehyung! ¡Lo siento! —dice arrodillándose en la cama y tomando entre sus manos el rostro de Kim—Dios, ¡¿Por qué carajos me gritaste así?! ¡Me asustaste! Además, ¿cómo entraste a mí casa?
—Te recuerdo que me diste el código de seguridad —dice sonando su área golpeada.
Jungkook soltó un bufido—Ahora me arrepiento de haberlo hecho. Mierda, ponte hielo para que no se te hinche y en el baño hay unas pastillas para el dolor, es un bote azul.
—No te preocupes, estoy bien —dice restándole importancia—Te recuerdo que una vez me golpeé la cabeza y no sentí tanto dolor.
