NUEVA VERSIÓN
Louis, un exitoso cantante en el apogeo de su carrera, recorre el mundo con su gira, deslumbrando en cada ciudad y dominando los escenarios. Entre canciones y aplausos, su vida parece perfecta y, técnicamente, lo es, hasta que en medio...
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Louis había cometido un error imperdonable al besarlo en público.
Los videos se habían esparcido como pólvora por todas las redes, convirtiéndose en el centro de cada conversación. Cada ángulo, cada mínimo detalle del beso estaba siendo analizado por millones de ojos curiosos, fanáticos emocionados y críticos despiadados. Los titulares explotaban con especulaciones, desde teorías románticas hasta acusaciones de estrategia publicitaria.
Y ahora, Harry estaba en el ojo del huracán.
Todo por su culpa.
Aunque aquel gesto había despertado su instinto más protector.
No importaba lo que dijeran los demás, no importaban las miradas inquisitivas ni los murmullos a su alrededor. En cuanto lo vio encogerse ligeramente, con los hombros tensos y la mirada esquiva, supo que tenía que hacer algo.
Porque, aunque no lo admitiera en voz alta, lo que sentía por él iba mucho más allá de la simple preocupación.
Estaban acurrucados en el sofá de la sala de estar, envueltos en la calidez tranquila de la noche. Harry descansaba la cabeza sobre su pecho, su respiración acompasada con la del castaño. Sus dedos se movían distraídamente sobre la tela de su camisa, trazando pequeños círculos que apenas se sentían, pero que de alguna forma lo reconfortaban.
—Lo siento...
Harry deja escapar una pequeña risa, moviendo la cabeza contra su pecho.
—Me lo has dicho como quince veces ya —responde con diversión—. Y te dije que está bien.
Louis suelta un suspiro, su brazo rodeando con más firmeza la cintura del rizado, como si con eso pudiera deshacer el peso de la culpa. Pero Harry no se mueve, no se aleja. Solo se queda ahí, apoyado contra él, como si su sola presencia bastara para asegurarse de que realmente todo estaba bien.
Louis suspira, pero el peso de la culpa seguía anclado en su pecho.
—Lo sé... —murmura, sus dedos jugueteando distraídamente con un mechón de rizos oscuros—. Pero sigo sintiéndome un imbécil.
Harry levanta la cabeza apenas lo suficiente para mirarlo, su expresión suave, sin rastro de enojo.
—Porque lo eres —bromea, empujándolo ligeramente con la punta de los dedos antes de volver a recostarse contra él—. Pero ya pasó, en serio.
Louis exhala una risa nasal y lo estrecha un poco más contra su cuerpo, dejando un beso en la cima de su cabeza.
—Eres demasiado bueno conmigo.
—Lo sé —Harry sonríe contra su pecho—. Y también sé que vas a disculparte al menos cinco veces más antes de que termine la noche.
Louis hace una mueca. Iba a negarlo, pero, conociéndose, probablemente tenía razón. Harry lo siente tensarse y suspira, moviéndose lo justo para poder mirarlo.
