Por casualidad

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En un día como cualquier otro en la gran ciudad Mirabel salía de compras con su cuñada (Mei) y su hermana Isabela

En eso vió algo que llamó su atención en el area de comida, sentado en una de las mesas, estaba un hombre un poco mayor que estaba algo deprimido solo tomando un café y leyendo un libro

La chica de gafas no pudo evitar sentirse mal por él

Isabela: Mirabel, que pasa

Mirabel: eh? Oh, emm... Nada es sólo que... Mira a ese pobre hombre, se ve triste, y siento que debo ayudarlo

Mei: ay Mirabel, eres igual a Sandy, tienes un corazón de oro

Mirabel: debería ir con él?

(Autora: NO! HUYE!!)

Isabela: no lo sé Mirabel, no estoy muy segura, y si es un... Bueno un... Un pervertido?

(Autora: no mija, es peor que un pervertido, ES UN PSICÓPATA!!!)

Mei: cómo un hombre deprimido puede ser un pervertido?

Isabela: nunca se sabe Mei

Mirabel: miren, iré a hablar con él... Si empieza a comportarse raro, o como dice Isabela, como un pervertido, me alejaré inmediatamente y llamaré a seguridad

Isabela: bueno así ya me siento más tranquila

Mei: anda ve

Mirabel se acercó a aquella mesa en dónde estaba aquel hombre, tenía una mirada apagada y suspiraba con tristeza, una vez cerca el hombre notó la presencia de la jovencita

Hombre: hola, en qué le puedo ayudar?

Mirabel: nada, es que lo ví aquí, algo deprimido y... Bueno, sentí que debía ayudarlo... Está bien?

Hombre: (suspiro) la verdad no... Es que, extraño mucho a mi hija... Ella... Ella me.... Ella me abandonó

Mirabel: oh... De verdad lo siento...

Hombre: no pasa nada, eso fue hace mucho tiempo

Mirabel: la verdad me siento un poco mal por usted

Hombre: descuida, no es tu culpa

Mirabel: está bien

Hombre: me gustó conversar contigo, eres muy agradable

Mirabel: creo es un don que tengo por naturaleza

Hombre: jajajaja

Mirabel: por cierto... Mi nombre es Mirabel, digo, por si nos llegasemos a topar por ahí

Hombre: mucho gusto Mirabel, mi nombre es Steve Raglan

Isabela: (desde lejos) Mirabel, vámonos, ya nos están esperando

Mirabel: oh, tengo que irme, me están esperando, que tenga un buen día señor Raglan

Steve: igualmente Mirabel

Mirabel: (se va)

Steve: (pensando) que niña tan dulce

Mirabel llegó con su hermana y su amiga quienes estuvieron al pendiente de ella

Isabela: y bien? No te miro raro o te dijo algún comentario de doble sentido?

Mirabel: no, nada de eso, sólo estaba deprimido porque su hija lo abandonó, y la extrañaba mucho

Mei: aw pobrecito

Mirabel: si, lo sé, pero al menos se ve mejor

Las chicas vieron hacia la mesa del hombre y efectivamente, se veía mejor a cómo lo vieron antes

Isabela: Mirabel, estás segura de no recibiste don antes? Porque al parecer tienes la capacidad de hacer sentir mejor a las personas

Mirabel: estoy completamente segura

Mei: bueno ya vámonos, que los chicos ya nos están esperando

Este fue solo el primero de los muchos encuentros que Mirabel tendría con el señor Raglan

Continuará...

She's my daughterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora