Capítulo 6: Corrección

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Abrí lentamente mis ojos... seguía tirado en el suelo de ese baño, ¿qué hora era?, a unos metros de mi estaba la cucaracha aplastada, me sentía tan débil como nunca me había sentido, me levanté lentamente sintiendo mis ojos pegajosos debido a las lagañas, al parecer en algún momento me quedé dormido. Me levanté ayudándome del lavamanos y observé un poco alrededor, el baño estaba iluminado por la tenue luz de la ventana pero con algunas sombras, lo que me decía que era temprano en la mañana.

Me miré al espejo y vi mi mal aspecto, adornado con un malestar invisible para el mundo exterior. Abrí el grifo y me lavé la cara incluidos mis ojos dejándolos libres de sensaciones pegajosas. Cerré el grifo y me acerqué con algo de mareo a la puerta y la intenté abrir, y se abrió, ¿esa zorra la había abierto?, seguramente. Salí de ese maldito baño por fin y miré alrededor, no se veía nada, todo estaba tranquilo, sospechosamente tranquilo, la tenue luz del Sol adornaba el pasillo. Caminé un poco y empecé a bajar lentamente las escaleras, inmediatamente el silencio se vió interrumpido por una voz lejana.

-Se ha puesto insoportable y rebelde de la noche a la mañana, ¡quiero que refuercen su educación!

Me asomé por la puerta del salón y ahí estaba esa zorra hablando por el teléfono con alguien, ¿rebelde?, ¿educación?, ¿se refería a mi?.

-Eso espero, lo quiero arreglado lo más pronto posible- Dijo por el teléfono y me miró de reojo frunciendo el seño y colgó- Que miras? ¡¡Ve y haz el desayuno engendro!!

-...

Fruncí el seño, si fuera yo ya le hubiera dicho 20 cosas pero eso no es el algo que estuviera en mis posibilidades, además, la debilidad de mi cuerpo me impedía buscar problemas, me alejé y entré a la cocina, miré el reloj de la pared, eran las 7:06am.

7:31am

Luego de hacerle el desayuno a esa zorra, algunos gritos y de poder apaciguar un poco mi abrumadora hambre, salí de esa casa. La luz del Sol me cegó levemente haciéndome poner mi mano delante de mis ojos.

-Que debo hacer ahora...?- Pensé

Lo más lógico sería ir a mi casa e intentar explicarle todo a mi madre de alguna forma, pero no lo se, algo, algo mental, me detenía de hacerlo. Decidí ir a esa maldita Aula, quería ver que estaba pasando, quería informarme un poco más.

-Cuando salga de esa Aula iré a mi casa, esta será la última vez que ponga un pie ahí- Pensé mientras caminaba sosteniendo las asas de "mi" mochila.

Tenía un dolor de cabeza terrible, seguro por la falta de sueño y el hambre intensa, y en ese momento no sabía lo que me esperaba en este día, ni tampoco sabía que no sería nada bonito.

7:43am

Llegué frente a la escuela, todos los Normales me rodeaban con las mismas miradas de desprecio mientras se dirigían a la entrada, me sentía como un fenómeno, miré a mis alrededores pero extrañamente no vi a David, ¿estaría ya dentro?. Miré al grupo de Raros bordear el edificio para dirigirse a esa aula, me quedé parado unos segundos, tragué saliva y caminé hacia ellos. Grave error.

Caminé con ellos por el patio acercándonos a aquella aula, y adivinen, si, ahí estaba, ese cabron que me disparó en la cabeza nos observaba desde el otro lado de la cerca, con esa incansable sonrisa y esa mirada que me incomodaba hasta los huesos, maldito loco. Ese idiota abrió la puerta de la cerca e inmediatamente todos empezaron a entrar.

-Bienvenidos de nuevo- Dijo mientras miraba como entrabamos

Me sentía extraño, me sentía como si estuviera entrando a una zona de guerra, sentía agujas en el pecho, como si algo muy malo me fuera a pasar, pero ya estaba dentro, cerró la puerta. Como siempre en silencio los raros entraron a esa deteriorada aula y uno a uno se fueron sentando en sus pupitres, yo no me quedé atrás y me senté, por alguna razón recordaba cuál era el "mío". Fueron largos minutos de silencio hasta que... como un fantasma ese profesor entró al aula, no noté su presencia hasta que me pasó por el lado y se posicionó detrás del buró en frente de todos.

-...- Nos miró en silencio durante unos 20 segundos

Que sensación tan incómoda.

-Bien estudiantes... he recibido una llamada, respecto a nuestro querido compañero- Miró hacia mi con una sonrisa

Sentí agujas en el pecho, ¿me estaba mirando a mi?, ¿a qué se refería?, ¿debía hacer algo?.

-Su querida creadora me ha dicho que su educación se ha tambaleado

Todos los raros me miraron.

...!!- Me puse pálido ante las miradas de todos

A que se refería con creadora?, ¿se refería a "mi madre"?, ¡¿qué mierda estaba pasando?!. Entreabrí los labios pero nada salió de mi boca.

-Ya saben lo que hacer, arreglen a su compañero- Sonrió y todos los raros se levantaron

Una horda de recuerdos golpeó mi cabeza que me hizo ponerme los pelos de punta y ponerme de pie, debía irme de aquí. Mis pensamientos se vieron interrumpidos ante el "PUM" de la puerta del aula cerrándose a unos metros detrás mío, mire hacia allí y ahí estaba esa rara de cabello negro, había cerrado la puerta. No, no, NO, NO, dí unos pasos hacia atrás mientras los raros de mi alrededor se acercaban, dos raros me agarraron con fuerza desde atrás de los brazos impidiendome moverme. Miré con pánico a mi alrededor mientras forcejeaba hasta que miré al frente.

Dos raras rubias que parecían hermanas se acercaron lentamente hacia mi, ninguna de las dos parpadeaba siquiera, ambas tenían el labio partido y morados en la cara, incluso una parecía tener un corte en la frente, ambas se metieron una mano en el ...

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Dos raras rubias que parecían hermanas se acercaron lentamente hacia mi, ninguna de las dos parpadeaba siquiera, ambas tenían el labio partido y morados en la cara, incluso una parecía tener un corte en la frente, ambas se metieron una mano en el bolsillo y cada una sacó un cuter a los que les sacaron el filo.

-A-!!- No llegué a pronunciar palabra cuando uno de los que me sostenía me subió la camisa y me envolvió la cabeza con ella ahogando mis jadeos de miedo contra la tela y dejando mi torso al descubierto, pude sentir como dos más me agarraron las piernas.

No sabía que pasaba, ¡¡¿qué carajos me iban a hacer estos lunáticos?!!, era la pregunta que me golpeaba la cabeza mientras forsejeaba para liberarme sin éxito.

Profesor

Observé como mis alumnos sostenían al estudiante defectuoso, sonreí al ver como mis alumnas rubias empezaron a rasgar la piel de su torso con la filosa hoja de los instrumentos que sostenían, los gritos ahogados fueron inmediatos al igual que la sangre, eso sólo confirmaba que su educación se había tambaleado, de su boca no debería salir ningún sonido.

-No se detengan hasta que pare de gritar- Sonreí mientras mis dos alumnas seguían haciendo cortes en la piel del estudiante defectuoso, no paraba de retorcerse y forsejear, tiene que aprender.

Soy su profesor, y debo corregirlo.

Soy su profesor, y debo corregirlo

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2023 ⏰

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𝐄𝐥 𝐌𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐀𝐮𝐥𝐚 𝟕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora