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Gojo Satoru es un papá orgulloso y muy presumido.

Yaga ya se ha acostumbrado a que el alfa albino le presuma a su cría cada vez que ambos deben hablar por cuestiones laborales.

Es natural en un alfa. El orgullo de ser el jefe de una manada hierve y chispea en su sangre y sus potestades. Es eficiente. Y, sobre todo, ha podido fecundar exitosamente a su compañero omega, con quien está formando una familia. Y espera que se repita.

Está viviendo el sueño de los instintos de un alfa. Como líder de una manada numerosa, siendo el más fuerte de los especímenes que conoce. Casado con un compañero omega estable que ha sido su objetivo desde que era un alfa muy joven e inmaduro. Un compañero omega que acaba de darle una hermosa cría, que ahora crece fuerte y sana.

Hay muchas cosas por las que sentirse orgulloso, cree. Está iniciando la cumbre de los objetivos de su instinto. Puede decir que no todos los alfas de este planeta pueden conseguirlo, por mucho que lo anhelen.

El camino hacia esta realización se convierte en una competencia, en una lucha ardua y agotadora, desde el momento en el que lo deseas.

Lo primero que todo alfa anhela, el primer paso para constituir una manada completa y perpetua, es conseguir un compañero omega. La mayoría de alfas son descartados en la afamada búsqueda por un omega, dada la naturaleza escasa y rara de los mismos. Solo los mejores alfas podrán conseguir un omega, solo a ellos los mirarán.

Los omegas, por su propia naturaleza fértil y consentida, buscan al mejor partido para que los provea y los fecunde de crías adecuadamente. A menos que sean víctimas de un macabro atentado, ellos escogerán al mejor alfa entre sus pretendientes.

La sociedad alfa y omega era competitiva. Que Satoru haya podido conseguir el omega que quería y liderar una manada de esta manera, es un gran trofeo en su instinto como alfa. Es motivo de orgullo y de presunción. Los alfas alardean con mucho menos, de hecho.

Estar en el pináculo de la realización alfa ha generado tal estado de complacencia en el instinto alfa de Gojo, que sus feroces instintos buscan la sabiduría de dirigir a una manada joven e inexperta. Es cierto que Satoru estaba destinado a ser líder del clan Gojo, una manada familiar de por sí; sin embargo, esa no es su manada nuclear, la manada más importante en la vida de un alfa. Tener dos jerarquías de poder siendo lideradas por él, hace que su alfa interno se alce orgulloso. Como el rey en una jungla salvaje, alzándose en la montaña más alta del vasto lugar, solo siendo inalcanzable.

Ese es el alfa más fuerte y dominante de todo jujutsu. Probablemente de todo Japón. Probablemente de todo el mundo, si se pone quisquilloso, dado su poder innato.

Nadie lo comanda, nadie lo supera. Todos le deben respeto.

Bueno, aunque siempre hay algunas excepciones...

—Satoru, la leche en fórmula y los suplementos de nutrientes de Toshiro están por acabarse. —Nanami dice, dirigiéndose al alfa albino, que comía una dona tranquilamente en la cocina—. Necesito saber si podrás ir al supermercado para conseguirlas, por favor. Si no es posible-

—¡Claro que sí! —Satoru salta desde su sitio inmediatamente, su necesidad de complacer y proveer al omega tiran de su pecho, un hilo ardiente en el instinto de su alfa vinculado—. ¿Puedo llevarme a Shiro-chan conmigo?

Nanami alza una ceja.

—No tienes que preguntar. —El blondo sonríe un poco—. También eres su padre.

El alfa sonríe ampliamente. No es que no sienta su autoridad como padre de su propia cría. Pero su propio instinto también se enciende con la necesidad de tener la aprobación del omega para lo concerniente a su cría, que aún es pequeña y depende solo de ellos para sobrevivir. Nadie mejor que su pareja omega como para saberlo todo sobre su bebé. ¿No es así? Al menos así es su instinto.

Welcome Baby / Fic # 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora