Charlotte y Lando no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Charles ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Carlos Sainz.
—¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas. — Se queja Jules, dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Charles se encontraba acompañando a Carlos por algo para almorzar. —Oh, miren, Charles está con el niño anaconda.
Charlotte soltó una carcajada.
—¿Le contaste a Jules? —Inquirió Lando, mirando acusadoramente a Charlotte.
—De hecho, fue Charles quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su... Hermosa y romántica primera charla. —Respondió Jules con tranquilidad y sarcasmo.
Lando estuvo a punto de regañarlo.
—Hola, chicos. —Saludó Charles, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... Extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Carlos. —Eh... él es Carlos Sainz. Va a ser nuestro amigo ahora.
Jules, Charlotte y Lando se miraron entre sí con un poco de sorpresa.
—Yo soy Lando Norris, encantado de conocerte. —El pelinegro de rulos estira su mano hacia Carlos. El mayor le corresponde el saludo con timidez.
—Un gusto.... —Susurra, sonriendo.
—Mi nombre es Charlotte Siné, y tú... ¡Eres una ternura! —Charlotte exclama, apretando una de las mejillas de Carlos. Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.
—G-gracias...
—Jules Bianchi. —Murmura sacudiendo levemente su mano. Carlos asiente en forma de saludo. —Así que... Tú eres el niño anaco-...
Las palabras de Jules fueron interrumpidas por las manos de Lando sobre su boca y las histéricas risas de Charlotte.
—No le hagas caso a Jules, Carlos, no sabe lo que dice. —Le asegura Lando, sonriendo tranquilizadoramente. —Y dime, ¿Qué estudias?
Charles casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Lando, Jules habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en Carlos y de seguro habría salido huyendo.
Iba a ser un poco complicado que Carlos y sus amigos se llevaran bien, pero esos idiotas estaban advertidos: tenían que ayudarle a entrar en confianza con Carlos para conseguir su objetivo o Charles se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, va que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.
—Ah... Mmh...
De nuevo Charles empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltado y palpitando por la carne caliente... O al menos, eso era lo que se imaginaba.
Charles no podía entender por qué, pero cada vez que pasaba más tiempo con Carlos, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.
Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.
—M-mierda... Carlos... —Susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus gemidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.
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falofilia » charlos
FanfictionDonde diecisiete centímetros no son suficientes... ── 𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 : thebunnyshiteu todos los créditos a su autora correspondiente.